Agobio de Año Nuevo

Ramón Ares Noal
Moncho Ares BARLOVENTO

BARBANZA

02 ene 2017 . Actualizado a las 05:10 h.

El primer día del año siempre amanezco pesimista, no sé si por la pesada digestión de la cena de Nochevieja, por el cansancio de la fiesta posterior o por la pereza que dan los 365 días que quedan por delante, tras agotar los 365 (o 366) anteriores. Sin embargo, esa inquietud se diluye hora a hora, día a día, semana a semana, mes a mes... hasta que, como en Atrapado en el tiempo, vuelvo a estar en el punto de partida con mi agobio de Año Nuevo.

No me dirán que no les pasa algo parecido, que no piensan en la incertidumbre que viene, quiénes estaremos al final de esa cuenta atrás, y cómo, y más en estos tiempos convulsos y llenos de amenazas que nos llevan a pensar que, quizás, estamos en un cambio de orden que, los anticuados como yo, no acabamos de ver con buenos ojos. Quedan por delante infinidad de retos que no se alcanzan solo con buenos deseos, aunque proclamar estos, como punto de partida, no está mal.

Por eso creo que la mejor forma de encarar el año es planteándonos propósitos asumibles, porque alcanzar metas anima a plantearse la consecución de otras más lejanas y/o difíciles. Si de mi dependiese, yo pediría a este 2017 que se convirtiese en un punto de partida hacia una sociedad más justa en la que predomine el respeto, la igualdad y la solidaridad. Sí, suena a quimera, pero si todos ponemos de nuestra parte probablemente asistamos a la reducción de lamentables sucesos que ponen en duda la racionalidad humana, como ocurre con todas las violencias que implican el sometimiento de personas mal consideradas inferiores.