El problema del furtivismo en Boiro se ha convertido en una guerra de trincheras que tiene como escenario las playas. Carreras, insultos, amenazas, forcejeos y alguna agresión, forman parte del pan nuestro de cada día no solo de los guardapescas del pósito, también de los mariscadores asociados que se suman a las vigilancias para evitar el saqueo de sus concesiones. Susana Sival, vicepatrona de Cabo, es una de ellas: «Por la noche estamos peor que nunca, vienen desde muchos sitios. Por el día todavía los controlamos, están la Policía Autonómica y la Guardia Civil, pero por las noches resulta mucho más complicado. Por las mañanas es cuando nos encontramos el resultado, con grandes marcas en las playas que evidencian que se llevaron todo lo que encontraron a su alcance, y, lo que es peor, incluyendo la cría, que es el futuro que tenemos para seguir ganándonos el pan».