«Ahora A Alta es una escombrera»

Álvaro Sevilla Gómez
Álvaro Sevilla RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

Una grada a pedazos, un foso derrumbado y maquinaria de obras conforman el paisaje de la instalación

13 abr 2017 . Actualizado a las 12:30 h.

«Es una vergüenza. Esto no ha cambiado. Estamos peor que nunca». Estas son las palabras que utiliza Lidia Parada, la actual campeona de España de lanzamiento de jabalina, para definir la situación que viven en el estadio de A Alta, en A Pobra do Caramiñal. Ella es la cara más visible de la Asociación de Atletismo e Deportes do Barbanza, entidad en la que también dio sus primeros pasos Ana Peleteiro, campeona del mundo júnior.

«Era una de las mejores instalaciones de Galicia, pero ahora A Alta es en una escombrera», afirma el director técnico del club, Lardo Moure, quien mantiene un pulso continuado con los gestores del Concello de A Pobra. Maquinaria de la brigada de obras, farolas, porterías rotas e incluso duchas de playa circundan la pista de atletismo, donde se encuentra un foso de lanzamiento a punto de derrumbarse. «El responsable de la instalación se jubiló en noviembre y desde aquella no hay nadie que haga el mantenimiento. Viene un empleado de vez en cuando a cortar el césped del campo de fútbol», afirma Moure, que desgrana que uno de los postes del foso cayó en febrero y que nadie se dignó a repararlo.

Con 132 licencias federativas activas, la asociación pobrense es referente a nivel comarcal y autonómico. «Me da pena ver esto así, pero ya me lo espero todo. Estamos abandonamos. Llevamos ya dos años sin cobrar la beca del ayuntamiento», apunta el entrenador, mientras señala una zona donde se agolpan objetos de toda índole.

¿Cuestión política?

Crítico con la gestión del gobierno de la marea local, Moure asegura que no entiende de colores políticos: «Por mucho que digan, le di mucha caña al PP. Los dos primeros mandatos nos llevamos fatal, pero llegó un momento en que nos dejaron trabajar». Mientras habla, el técnico se sube a la grada para mostrar el estado que presenta. Durante una sesión de escaleras, la atleta Ángela Rey vio como se derrumbaba parte del graderío: «Se enganchó el pie y sufrió un pequeño esguince. A partir de ahí les prohibí subirse. Aquí hay niños entrenando todos los días».

Moure dirige ahora su dedo al techo para presentar un panorama aciago. Los últimos temporales arrancaron varias láminas de uralita, convirtiendo los asientos en terreno vedado. «El cacho más grande cayó en enero de 2016. Ha pasado más de un año y todavía sigue así, a pesar de que hay competición, y público, prácticamente cada fin de semana».

El único espacio que se salva de la quema es el gimnasio, que pertenece al propio club. «Lo hicimos nosotros, con nuestro dinero. Ahí tienes a Lidia, que también tiró del rodillo para pintar las paredes». A pesar del trabajo que les costó ponerlo en marcha, tampoco se libraron de que les entrasen a robar: «Si esto estuviese en el centro del pueblo ya estaba todo arreglado».

La otra versión

Conocedor de los problemas que hay en el estadio de A Alta desde hace varios meses, el regidor, Xosé Lois Piñeiro, aporta su versión de los hechos. Esta semana empezaron con los trabajos de desbroce de cara a un campeonato que se celebrará a finales de mes. Sobre el estado que presenta la grada, apunta el regidor que «se retirará a parte de uralita máis danada. Non podemos facelo coa nosa brigada, ten que vir unha empresa homologada. Se fose tan fácil, xa o teríamos feito antes. Estará lista antes do 29 de abril. Ademais estamos traballando nun proxecto para valorar se é preciso tirala».

El regidor apunta que ese mismo 29 de abril será límite para que una empresa local arregle el foso de lanzamiento, mientras que el problema de la maquinaria no tiene fecha de solución definitiva. «Ata que non teñamos unha nave non hai outro sitio onde gardala. Estamos esperando aos orzamentos».