Noia se vistió con los colores de una paleta durante una mañana

A. Parada

BARBANZA

Isabel Seidel ganó el concurso de pintura al aire libre, seguida por los pinceles de Javier Sande y Gonzalo Prieto

23 abr 2017 . Actualizado a las 05:15 h.

Caballetes, lienzos y pinceles alzados en cada esquina. Olor a óleo, acrílico y acuarelas en el aire. Esta escena podría describir el París de Renoir y Gauguin, pero ni el tiempo ni el lugar le corresponden. Este fue el cuadro resultante de la décima edición del Concurso de Pintura al Aire Libre Juan José Fernández Leiceaga, cuyo primer premio, con una dotación de 2.000 euros, fue conquistado por Isabel Seidel, .

Con más de medio centenar de participantes, los otros galardones fueron para Javier Sande y de Gonzalo Prieto. El premio que patrocina Saladina Leicega y sus hijos recayó en Raúl Sánchez. Los accesit se fueron para Pío Costa, Lola Serantes y Regina Barón. Asimismo, el premio Novos Valores fue alzado por Julio Gómez Mena. Los artistas tuvieron desde las once de la mañana hasta las cuatro de la tarde para elaborar sus trabajos y entregarlos, para que fuesen examinados por un jurado que presidió el maestro el artista Alfonso Costa.

Entre todos los pintores se esconden historias realmente bellas, como la de los compostelanos Isabel Rey y su hijo Martín Cortizo. Esta licenciada en Bellas Artes y el pequeño de 11 años, que ya había ganado un certamen infantil en Boiro hace dos, elegían el entorno del puente de O Campo como paisaje a capturar. No muy lejos de allí, el acuarelista Manuel Gandullo daba los últimos retoques a un trabajo que recogía un barco y parte del puerto noiés, demostrando unos juegos de luces de alto nivel técnico. «He participado otros años, incluso fui jurado, y he expuesto en esta ciudad. Noia es maravillosa», indicó el sadense.

Algunas de las paletas se estrenaban en la competición, como es el caso de la pontevedresa Sheila Couselo. Aficionada a la pintura, esta ingeniera optaba por plasmar el cruceiro frente a la iglesia de San Martiño. A su lado, el artista de Sanxenxo Abel Barandela capturaba ese mismo templo con una técnica desarrollada por él, la enopintura, una mezcla a base de vino y colores que aplica a sus trabajos, y que uno de ellos fue regalado al rey emérito Juan Carlos I.

Elementos arquitectónicos

La comarca no se quedó sin representación, con ejemplos como el del rianxeiro Carlos Triñanes, que se llevó el premio Estudio Técnico Luis F. Chispa con una escena urbana de terrazas de bares, que albergaba un baile de claroscuros de vértigo. Cualquier elemento arquitectónico era susceptible de ser convertido en arte, como la pasarela pétrea de una vivienda que le valió al coruñés Pedro Bueno para hacerse con el premio Grafinoia.

Los pequeños también estuvieron presentes. La categoría juvenil la conquistó la outiense Irene Orodea Pena, que ya ganó el año pasado en infantil. La juvenil local Martina Saborido, que triunfó en este certamen varias veces, dejó el pabellón bien alto con una composición que primaba la profundidad de campo, a través de las arcadas de un soportal. El segundo puesto de juveniles lo logró Gadea Bravo y, en cuanto a las menciones especiales para pequeños de hasta 10 años, la primera se fue para Clara Campos, seguida de Marta Hermida y Agustín Pía.