Disculpen que hoy me deje llevar por el enfado, pero lo de esta semana ya no tiene nombre. Y no me estoy refiriendo a la catarata de excrementos que sigue manando al exterior desde las cloacas del partido que gobierna este país, no. Que el PP está de detritus hasta el cuello hace mucho que lo sabe cualquiera que no se informe solo con el NODO de TVE. Me refiero a algo que pasó más de puntillas y que desde mi punto de vista es de las tropelías más graves que ha realizado este grupo de personas ya incalificables para mí: el gobierno ha hecho desaparecer la asignatura de literatura universal del bachillerato y, por extensión, de la selectividad.
Este hecho va más allá de la mera anécdota. Es una prueba más de la firme intención de este Ejecutivo central de eliminar las humanidades del sistema escolar; un paso más hacia la mercantilización de la educación. Formemos máquinas, no individuos; formemos productores eficientes en lugar de cerebros. Eliminar la literatura universal equivale a eliminar a Cervantes y a Shakespeare, a Lorca y a Machado. Quieren frenar en seco el desarrollo intelectual del futuro de este país para idiotizarlo aún más si cabe.
Les han pillado con el carrito del helado pero siguen a lo suyo, inmutables en su mundo paralelo y fieles en su empeño de devolvernos a las cavernas. Aun esta misma noche pude escuchar anonadado a la señora Cospedal jactándose de que con ellos la justicia funciona. ¡Con un par! En lugar de sonrojarse emplean la desfachatez y un pueblo sin cultura sigue aplaudiendo como esos monos de juguete con platillos.