La burocracia complica el acceso de pequeñas empresas a obras públicas

BARBANZA

MARCOS CREO

La exigencia de informes técnicos las obliga a contratar firmas externas, con el coste que implica

26 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Las cada vez mayores exigencias de la ley de contratos no solo traen de cabeza a los ayuntamientos, que ahora deben cumplir muchos más requisitos a la hora de adjudicar una actuación, sino también a las empresas. Los informes preliminares que están obligadas a presentar para acceder a un concurso son inabarcables para muchas firmas pequeñas e, incluso, de mediano tamaño, de forma que la creciente burocracia complica su acceso a la realización de obras públicas.

A esto se une otro factor que juega en su contra, y es que deben competir con auténticos gigantes porque, como reconocen empresarios y ayuntamientos, a cualquier proceso de licitación, aunque la cuantía de la mejora a realizar no sea demasiado elevada, concurren ahora compañías de ámbito estatal o autonómico que poseen amplias plantillas de personal encargadas, únicamente, de elaborar los informes técnicos que se requieren: plan de seguridad, especificación de la maquinaria que se usará, control de calidad, entre otros. Un empresario afirmaba: «Ata tes que especificar onde se van tratar os residuos que se produzan».

De media, según los datos recabados, a cualquiera de las convocatorias que se realizan desde los concellos se presentan una veintena de firmas.

Los precios

Existe un tercer elemento que tampoco ayuda en nada a las pequeñas y medianas empresas, muchas de las cuales, pese a estar radicadas en la comarca, se ven incapaces de aspirar a obras que se realizan en la misma: la reducción de costes con respecto al precio inicialmente fijado en la convocatoria. Y es que el factor económico tiene una elevada importancia a la hora de que la balanza se decante en uno u otro sentido y, en ese terreno, las sociedades pequeñas aseguran tener escaso margen de maniobra.

El alcalde rianxeiro, Adolfo Muíños, reconoce que, a su pesar, estos condicionantes son un lastre para las compañías de la zona: «A lexislación non favorece que se fagan discriminacións positivas en favor das empresas locais. As normas non van mudar e a única alternativa que atopo é que o factor económico non se teña tan en conta, que se busquen máis outros aspectos. Sen embargo, isto demoraría moito máis o procedemento».

Otros mandatarios, como el sonense Luis Oujo o el noiés Santiago Freire, reconocen que buena parte de los contratos acaban en manos de grandes compañías porque son las que aportan mayores especificaciones y condiciones más ventajosas. Sin embargo, también subrayan que el hecho de que sean firmas de cierto calado no constituye necesariamente una garantía de calidad en la realización de las obras.

Las compañías pequeñas que quieran optar a una licitación pública y carezcan de personal técnico deben encargar a una sociedad externa la realización de los informes, lo que supone un desembolso que oscila entre 600 y 1.000 euros.

El constructor Manuel Rivas explica: «Agora, o 90 % é papeleo, o que supón un contratempo porque carecemos de persoal para facelo. Se eu me presento a cinco obras públicas ao ano e teño que gastar cinco mil euros en que me fagan os informes e non me levo ningunha desas actuacións, ou só unha, son cartos que perdo».

Para sobrevivir no queda más remedio que buscarse la vida: «Imos arranxando coas reformas que nos contratan os particulares e algunha cousa pequena que collemos nos concellos», indica Rivas.

«Mandei un sobre que pesaba un quilo para unha obra de 70.000 euros»

El empresario Juan Rivademar se muestra crítico con la aplicación que hacen de la normativa algunos ayuntamientos, pero también reconoce las dificultades de hacer frente a las exigencias que se requieren para poder participar en un concurso público: «Contratei a un aparellador só para os proxectos de obras públicas».

De forma resumida explica lo que conlleva la documentación: «Mandei un sobre técnico para unha obra de 70.000 euros que pesaba un quilo. Eran máis de 400 follas. Enfróntaste a empresas grandes e os informes deles deben ser impresionantes, porque as puntuacións que sacan tamén o son. A obra pública é unha lotería».

Asimismo, comenta el hecho de que ahora la competencia es mucho mayor, en parte porque los trabajos que contratan las Administraciones no son demasiados: «Onde antes nos presentábamos media ducia de compañías, agora somos 40».