La nueva lotería de las reválidas

BARBANZA

27 may 2017 . Actualizado a las 13:55 h.

Desde hace unos años, a la presión que lleva implícita la recta final del curso, esa que se caracteriza por el afán de los profesores por concluir el temario fijado, a veces a contrarreloj, y por el sobreesfuerzo que tienen que realizar los estudiantes para entregar trabajos y enfrentarse a los últimos exámenes; se ha sumado la tensión que provocan las temidas reválidas, esas pruebas consideradas por la mayoría innecesarias y carentes de rigor, pero que nuestros gobernantes se resisten a retirar del calendario. Ellos siguen con su empeño de no querer escuchar al pueblo y con su obcecación de hacer caso omiso a la opinión de los docentes, los mismos en los que tienen depositada la gran responsabilidad de educar a las generaciones del futuro.

Tras las movilizaciones del año pasado y después de comprobar que las aulas, por lo menos en buena parte de los centros públicos, se vaciaban los días de las famosas pruebas, solo han introducido algunos cambios que lo único que provocan es que dichos exámenes tengan, si cabe, menos lógica todavía. Mantienen prácticamente en las mismas condiciones del 2016 los que afectan a los estudiantes de tercero de Primaria y dan la campanada con exámenes muestrales para sexto de Primaria y cuarto de Secundaria.

Eso sí, la Xunta mantiene el silencio absoluto sobre los motivos que han llevado a dicha elección. La Consellería de Educación remitió en su día una circular a los colegios pidiendo voluntarios pero, ni ha hecho pública la respuesta obtenida ni ha anunciado la relación de los centros en los que finalmente se harán las pruebas, limitándose a comunicar su decisión a las escuelas afectadas. ¿Estará la lista integrada, en su mayor parte, por colegios concertados que temen hacer mucho revuelo sabedores de quién depende su subsistencia? ¿O será que se quiere jugar la baza de que cuánto menos se sepa de un tema menos razones tendrán los detractores para protestar?.

Pese a estos cambios, el escenario en el que tienen lugar las reválidas es el mismo, fomentando la competencia entre centros, careciendo de las medidas necesarias que garanticen la fiabilidad, desautorizando al profesorado, clasificando al alumnado y discriminando a los niños con necesidades educativas especiales, para los que no se prevé un examen diferente. Además, si tal y como ha anunciado la Xunta a raíz de las movilizaciones que han tenido lugar, el objetivo es alcanzar un pacto educativo, ¿qué sentido tiene este empeño en tirar el dinero en estas pruebas que, seguro, ni siquiera harán buena parte de los estudiantes gallegos? ¿No sería más productivo destinar el esfuerzo económico e intelectual a mejorar los centros? Seguro que ahí sí hay unanimidad.