Unos 400 alumnos barbanzanos se enfrentarán a la selectividad en junio

BARBANZA

MARCOS CREO

Tres de cada diez estudiantes suspendieron alguna asignatura y no podrán realizarla

06 jun 2017 . Actualizado a las 15:52 h.

Las cartas ya están echadas en los institutos, donde se ha dado a conocer el resultado del esfuerzo académico realizado por los alumnos mayores durante los dos últimos cursos. Ha sido una carrera de fondo que no todos han superado, pero la mayoría ya respiran un poco más tranquilos con la vista puesta ahora en el próximo mes. Y es que dentro de tres semanas cerca de 400 estudiantes de la comarca se enfrentarán a los temidos exámenes de selectividad, esos por los que tantos han perdido el sueño en las últimas semanas y han realizado numerosos sacrificios.

Por el camino, se han quedado varios compañeros, al menos tres de cada diez. En números redondos, significa que de los 621 alumnos de segundo de bachiller que hay en la zona, 214 suspendieron alguna asignatura y no podrán realizar la selectividad, ahora conocida como Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU).

El resto no ha perdido el tiempo y ya se encuentra planificando estas tres semanas de estudio, si no está ya enfrascado en los libros de nuevo. Casi todos tienen un número en la cabeza, una nota de corte, y están cogiendo la medida al salto (cómodo para algunos y casi imposible para otros), estirando la musculatura cerebral que, en muchos casos, ha renunciado a postrarse en la playa en estos días de calor para maximizar su rendimiento en este esprint final.

Nervios e indecisión

Entre los llamados a la EBAU reinan estos días dos sentimientos, nervios e indecisión, dos de las palabras que más repiten los alumnos cuando se les pregunta por cómo están llevando este proceso. «Me comían los nervios hasta ayer (por el lunes), cuando vi las notas y supe que había aprobado, aunque por los pelos. Ahora tengo que plantearme un horario de estudio continuo, de mañana y tarde, para poder repasar», explicaba Alessandro Pedrini.

El joven de 19 años, que tuvo que repetir primero de bachiller porque no se lo convalidaron tras pasar un año en el extranjero, sufre pensando en las fechas que tiene que recordar y no confundir. En su caso, las letras son el gran reto a superar en los exámenes que hará en la Facultade de Matemáticas de Santiago para entrar en Física. Aunque, como la mayoría, tiene un plan alternativo por si no alcanza la nota.

Los profesores reconocen que los chicos están sometidos a mucha tensión desde hace ya casi un mes, pensando en los exámenes y su futuro. Para sobrellevarla, los afectados confiesan que han aumentado las dosis de café y bebidas estimulantes en las últimas semanas «para aguantar el tirón, más que para trasnochar», porque la mayoría intentan mantener el horario de sueño, al menos eso dicen. Otros, se han pasado al lado contrario y hacen de las tilas y valerianas sus aliados para mantener los nervios a raya.

Pobrenses y rianxeiros fueron los más aplicados en el bachillerato

Los alumnos pobrenses y los rianxeiros fueron los más aplicados en los estudios, ya que en ambos términos municipales alcanzaron el porcentaje medio de aprobados en bachillerato más alto de las tres comarcas, un 72 %, si bien es cierto que esta cifra fue superada por algún instituto de Ribeira en el que el porcentaje de éxito se disparó hasta el 90 %. 

El caso contrario, en donde menos atinados estuvieron este año los estudiantes, fue en Noia (no lograron pasar el 44 %) y en Boiro (hubo un 51 % de suspensos).

Los repetidores

Una de las grandes novedades de este año es que, a raíz de una disposición transitoria, los alumnos que tuvieron que repetir algunas asignaturas de segundo de bachillerato y la cursaron según la antigua ley (LOE), al aprobarlas pueden acceder a la universidad directamente con la nota final que llevan del instituto, sin tener que pasar por la EBAU, aunque podrían presentarse para subir nota.

Es, sin embargo, un arma de doble filo, porque si deciden acceder directamente tendrían que esperar a septiembre para matricularse en la universidad, una vez lo hayan hecho los alumnos de la Lomce. Es decir, serán los últimos en pedir plaza.

Marta Vidal - Graduada por la Lomce

«No iba a presentarme porque esperaba suspender una, ahora voy a por el aprobado»

Los planes cambiaron para Marta Vidal el lunes, cuando le dieron las notas. «No iba a presentarme porque esperaba suspender una, ahora voy a por el aprobado», cuenta la joven de 18 años. «Pensaba hacer un ciclo superior para acceder después por esta vía a Enfermería, en donde piden un 9,7», explica la estudiante ribeirense, quien se llevó una alegría mayúscula, dice, al saber que había obtenido en la nota final de bachillerato un 6,7. «Si suspendo no pasa nada, pero ahora toca hincar los codos y ponerse a estudiar mucho», indica.

Asegura que, desde que supo que había aprobado empezó a ponerse más nerviosa. «Fueron unos años bastante duros, más primero que segundo en mi caso, puede que fuera el cambio de la ESO a bachillerato, pero me costó más», cuenta. En contra de lo habitual, Marta asegura que no sintió que hubiera una presión constante de cara a la selectividad ni se sintió agobiada pensando en que en tres días se jugará su futuro. «Sentí más presión para sacar bachillerato que por la EBAU, aunque sí nos hablaban mucho, casi todos los días, de que es importante y todo eso», apunta. «A mí me parece una fórmula justa de acceso a la universidad, siempre que cuenten más estos dos años de bachiller porque son muy duros», añade.

De cara a los próximos días, la barbanzana está dispuesta a esforzarse, pero sin renunciar al descanso, «porque sino después no rindo». Ella no es partidaria de los atracones ni de estar hasta altas horas. 

Óscar Piñeiro - Repetidor de la Loe

«Nosotros solo vamos para subir nota y tenemos mucha menos presión que el resto»

Óscar Piñeiro García es uno de esos alumnos repetidores de segundo de bachillerato que se encontró en la disyuntiva de presentarse a la EBAU en unas semanas o esperar a septiembre y matricularse en la universidad directamente. Él, todavía no sabe exactamente qué va a hacer: «Quiero informarme primero si la general te baja la nota de segundo de bachiller y, en ese caso, no acudiría e iría a por las específicas. Y, si sube la nota, me presentaría solo a la fase obligatoria». En todo caso, dice, «he decidido presentarme para subir nota porque mi meta es entrar en Biotecnología». El alumno barbanzano parte con un 6 del instituto y aspira a alcanzar algo más de un 12, que es lo que piden en Salamanca para entrar en ese grado.

«Mi segunda opción, es ingeniería química, que creo que la nota está en un 5 y pico», cuenta el alumno, quien explica que ya ha empezado a estudiar porque no quería perder ni un solo día, ya que el margen es poco. Aunque él ha decidido ir a selectividad, considera que la disposición aprobada en diciembre «es bastante injusta» y da un beneficio a los repetidores que otros estudiantes no tienen, «porque nosotros solo vamos para subir nota y tenemos mucha menos presión que el resto. Partes con ventaja, por así decirlo».

El joven de 18 años se siente un afortunado, algo que le recuerdan sus compañeros con cierta frecuencia. «La verdad es que no contaba con esta situación, pero no me puedo quejar», concluye.