Rianxo, otro ejemplo de que un gobierno en minoría puede funcionar con diálogo

Antón parada RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

CARMELA QUEIJEIRO

El consenso entre grupos es frecuente en una corporación municipal que lidera el BNG

21 jun 2017 . Actualizado a las 14:09 h.

Lo que en otros concellos parece una completa odisea, en Rianxo viene siendo una realidad desde hace dos años. Se trata, por supuesto, del correcto funcionamiento de un gobierno en minoría que, además de salir adelante gracias al consenso y el diálogo con el resto de grupos políticos que conforman la oposición, tampoco tiene reparos en apoyar las propuestas de estos. Se da la casualidad de que esta fórmula ha creado sinergias impensables en otras localidades, entre partidos que son una antítesis ideológica, como pueden ser BNG y PP, o entre grandes rivales electorales como son los nacionalistas y Rianxo en Común, la marca de la marea en el municipio.

El gobierno de Adolfo Muíños arrancaba gracias al apoyo que recibió en la investidura por parte de los cuatro ediles socialistas que encabeza Carmen Figueira, un partido que ya había sido compañero de viaje del Bloque en pasados gobiernos, pero en distinta posición de poderes. Este apoyo para nada se convirtió en un cheque en blanco, algo que el PSOE se encarga de recordar como un moderador esencial.

Puntos calientes

Aunque el clima es pacífico y de entendimiento para que repercuta en mejoras para los vecinos, en los plenos de Rianxo también se han vivido duros enfrentamientos en determinados temas como la aprobación de los presupuestos -una asignatura pendiente también este año-, el proceso de municipalización del servicio del agua o varios asuntos extraídos de los ruegos y preguntas como señalizaciones y mejoras viarias o desbroces de maleza que no siempre tienen el grado de seguimiento, por parte del gobierno, que la oposición quisiera.

Acuerdos realizados y pendientes de realizar

Potenciación del polígono empresarial: En solo dos meses, en el parque del Te se han vendido más de 30.000 metros cuadrados y entrarán nuevos negocios. Desde el Concello se impulsaron rebajas fiscales. 

Municipalización del agua: Los retrasos derivados de la formación del comité, con miembros de otras Administraciones como la Diputación, han lastrado un proceso en el que todo apunta a que se renovará la concesión a la firma actual, por un año, y que tendrá que aplazarse por falta de tiempo.

Política social: Los números hablan por sí solos. Al refuerzo económico de esta área se suma un aumento de 800 horas en el servicio de atención al hogar y al proyecto de conversión del antiguo Liceo en un centro de dinamización para mayores, para el que ya se ha conseguido ascensor.

Saneamiento y mejoras en la estación depuradora: Aunque se ha logrado materializar o comprometer partidas para el saneamiento de Barral, A Casilla, Cerqueiras o Foxacos; lugares como Tronco siguen pendientes. Y a pesar de que la Xunta ha presupuestado 7 millones este año para este ámbito, no está claro si se ampliará la depuradora.

Dinamización turística y cultural: Al acondicionamiento de entornos paisajísticos como el de Castro Barbudo o el paseo fluvial del Te, se suma la musealización de la casa de Rafael Dieste en el 2018.

Presupuestos: El hueso que se le atraganta al gobierno. Las dificultades técnicas le han impedido sacar adelante las cuentas, que en el año anterior se aprobar en el pleno del mes de julio.