Personal del distrito barbanzano combate los incendios en Portugal

Marta Gómez Regenjo
Marta Gómez NOIA / LA VOZ

BARBANZA

CEDIDA

Profesionales que trabajan en la extinción de las llamas describen «un horror»

22 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El incendio que se inició en Pedrógão Grande el fin de semana ha alcanzado unas dimensiones inabarcables. La expansión de las llamas, que, aunque parecen controladas en su mayor parte, han arrasado más de 30.000 hectáreas, llevó a las autoridades portuguesas a pedir ayuda España, y a esa llamada han respondido desde el distrito forestal IV, que incluye a la mayoría de los municipios de la zona. Profesionales de la comarca se han sumado al contingente que combate el fuego en el país vecino.

También desde el distrito V respondieron a la petición de ayuda de Portugal y varios trabajadores se han presentado como voluntarios para reforzar el operativo de extinción al otro lado del Miño, pero, de momento, no se ha requerido su participación. Además del personal del área de Barbanza y Noia, profesionales llegados de Ordes componen la representación coruñesa en tierras lusas, que se completa con la llegada de las otras tres provincias gallegas.

El distrito IV ha enviado un pack, compuesto por un agente, una brigada y una motobomba. El pobrense Ricardo Rivas es uno de los operarios desplazados a Portugal, un profesional con más de dos décadas de experiencia a sus espaldas que, sin dormir y sin saber muy bien en qué día vive, contaba el desolador panorama que se encontraron al llegar al país vecino: «Ás dúas da madrugada o posto do mando parecía un formigueiro coa cantidade de medios desprazados, nunca vira tal cousa. Ata agora o incendio máis grande no que actuara era de 3.000 hectáreas, aquí queimáronse 30.000», cuenta durante un descanso.

El relevo

A los medios gallegos movilizados para luchar contra las llamas en Portugal les dará el relevo mañana otro contingente en el que también habrá profesionales del distrito forestal IV. Mientras tanto, los profesionales barbanzanos están a disposición de los responsables del operativo de extinción: «Entramos de novo pola noite e non sabemos o destino, estamos para o que nos manden. Hai algúns sectores que parece que están bastante ben, pero isto é tan grande que non sabemos».

La base en la que se encuentran Rivas y sus compañeros está en Arganil, y para llegar hasta allí tuvieron que atravesar parajes completamente devastados por las llamas, incluida la conocida como carretera de la muerte: «É un horror. Os que viñemos somos xente con experiencia que temos callo, e aínda así fáisenos un nó na gorxa». En cuanto a la situación en la tarde de ayer, el pobrense la definía muy gráficamente: «Están os avións sobrevoando todo o tempo, isto parece unha guerra. É horrible».

A pesar de ello, cuando les llamaron para incorporarse a las tareas de extinción, no lo dudaron. Desde la Consellería de Medio Rural destacaron que todo el personal que está en Portugal está compuesto por voluntarios: «Vimos porque queremos, ningún o dubidamos cando nos chamaron o domingo pola noite».