Tono Da Silva: «Queremos axudar a sacar aos rapaces da festa e das liortas»

antón parada

BARBANZA

MARCOS CREO

Fue campeón de esta disciplina hasta que un infarto le apartó del ring y decidió cofundar el Club de Lucha Noia

22 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

En la actualidad, Antonio Da Silva Díez (Noia, 1971) es uno de los mejores maestros de full contact con los que cuenta el Club de Lucha Noia, sin embargo, antes de convertirse en uno de sus pilares fue uno de los deportistas pioneros en practicar esta disciplina en Galicia, hasta que un problema de salud le apartó del ring. Pero el conocido como El Terremoto nunca tiró la toalla.

Con 6 años, el padre de Da Silva le metió en clases de taekuondo para que practicase algún deporte. No obstante, el noiés era un chico nervioso que deseaba descargar toda la fuerza que llevaba dentro y aquella disciplina fue haciéndose insuficiente. «Pasábamos de ser nenos a rapaces e reflectíanos nos logros dos maiores», explicó el luchador de su entrada en el Gimnasio Muíños, un centro pionero y referente durante la década de los ochenta en esta modalidad de combate a nivel gallego y estatal.

Allí fue donde conoció a sus compañeros con los que fundaría el Club de Lucha Noia: Moisés Hermo y Santiago Rodríguez, Quillo. A temprana edad, a los 12, se estrenaba sobre la lona ante un contrincante mayor que él. Aquel día perdió, pero un año más tarde estaba camino de Portugal, con un carné de otro compañero, para participar en una batalla en la que derrotó a un joven con más de dos decenas de primaveras a la espalda.

A recompensa a todo aquel esforzo é unha sensación indescritible»

A partir de ese momento, comenzó una trayectoria ascendente repleta de viajes y experiencias junto a sus camaradas, en los que llegó a alzar el entorchado nacional que ganó sobre el ring noiés, y que se sumó a una amplia colección de títulos conquistados por Hermo o Rodríguez. «A recompensa a todo aquel esforzo é unha sensación indescritible», destacó Da Silva.

La fundación

El luchador combinó diversos trabajos con su trayectoria en los guantes. Ejerció en la construcción, en el marisqueo y en el mundo del ocio nocturno, hasta que sufrió un infarto y con 24 años le aconsejaron dejar la competición. En ese momento empezó a dar clases en el Club ITF Noia, pero el espacio era reducido, y eso le llevó a fundar el club junto a Hermo y a Quillo.

Tiñamos que demostrarlle ao mundo que este non é un deporte violento»

«Queremos axudar a sacar aos rapaces da festa e das liortas», dice el que también fue campeón ibérico de full contact sobre la filosofía con la que nació el Club de Lucha Noia, con el espíritu de darle las posibilidades que nunca tuvieron en su tiempo a las nuevas generaciones. Comenzó ayudando a jóvenes con problemas familiares o que perdían el tiempo consumiendo drogas. No obstante, ese perfil ha cambiado y ahora entre los más de 70 chicos y chicas que militan entre sus filas hay defensores de los animales e incluso veganos, algo que acierta a sintetizar con la frase: «Tiñamos que demostrarlle ao mundo que este non é un deporte violento».

Quizás toda esa pasión y trabajo incondicional es lo que se ha plasmado en cada velada, título y campeón forjado en su local, o en las clases y visitas de históricos del boxeo, como Moncho Mirás, que se dan cita en Noia.