Casas sobre un tablero de parchís un tanto descolorido

Marta Gómez Regenjo
Marta Gómez NOIA / LA VOZ

NOIA

Los inmuebles noieses constituyen un barrio pintoresco que ha visto reforzado su carácter con el proyecto de reurbanización

21 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay espacios públicos que tienen un carácter propio, que se distinguen de otros lugares urbanos por sus características. Uno de ellos es el entorno de las viviendas sociales construidas en los años 60 en Barro, que con su colorido y sus patios traseros han destacado entre otras construcciones de la zona recordando a los típicos barrios marineros. Esa peculiaridad se ha visto reforzado por el proyecto de urbanización ejecutado en el 2015, que convirtió las aceras en una suerte de tablero de parchís. Sin embargo, el paso del tiempo y la falta de atención a algunos detalles han descolorido el espacio más luminoso de Noia.

Puede que, en parte, la pérdida de lustre del entorno de las casas de Barro tenga que ver con el desgaste de la pintura motivado por el paso de los años y las condiciones meteorológicas, pero también por la falta de cuidados. En su momento se plantaron unos árboles que, aunque por ahora no logran el objetivo porque no han alcanzado el tamaño adecuado, tienen como finalidad propiciar sombra a los vecinos y que se ven abocados a convivir con los hierbajos que crecen a su alrededor.

El gris habitual de las aceras se sustituyó en Barro por rectángulos, cada cual de su color a juego con las viviendas que componen el pintoresco barrio de las «casas baratas», y entre las juntas de la plataforma también crece la hierba sin que se le ponga remedio. Otra carencia que salta a la vista es la ausencia total y absoluta de papeleras, lo cual, aunque no lo justifica, sí explica en parte que el suelo esté lleno de colillas y otros restos de basura.

El colorido pavimento también se resiente porque el paso de los coches -los vehículos se aparcan sobre las aceras- deja manchas de aceite y otras marcas.

Nota característica

Uno de los rasgos más característicos de las viviendas sociales de Noia son sus patios traseros, también con muchos colores, en los que hay ropa colgada y todo tipo de utensilios domésticos que dejan entrever la vida de sus habitantes. Y también resulta curioso el hecho de que la mayoría de las antenas para captar la señal de televisión están ancladas en las fachadas, e incluso en las farolas del alumbrado público. Unas luminarias, por cierto, que recuerdan a otros tiempos.

En cuanto a los trabajos de reurbanización que se llevaron a cabo en el 2015 para recuperar un espacio que estaba bastante degradado, los vecinos no prestan especial atención a la solución elegida por los arquitectos para el entorno: «Aquí a isto chamámoslle as casas baratas. Puxéronlle coloríns a este cacho, pero non fixeron máis», comentaba una vecina de Barro. Sin embargo, para quienes no son del barrio, tanto colorido despierta, cuando menos, curiosidad.