Cofradías de la zona adoptan medidas extraordinarias para mantenerse a flote

Marta Gómez Regenjo
Marta Gómez RIBEIRA / LA VOZ

PORTO DO SON

Las pérdidas que registran varias entidades obligan a buscar alternativas que garanticen su viabilidad

13 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

«Isto é coma unha ruleta rusa, fállache a produción un ano...». Con estas palabras describía el patrón mayor de la cofradía de Aguiño, José Santamaría, la incertidumbre a la que se expone un sector que depende en gran medida de factores externos para salir adelante. Por ahora, a la entidad aguiñense le va bien, pero nadie se fía porque saben que la línea que separa un buen año de uno malo es muy fina, y que levantar cabeza es difícil. De hecho, en la zona hay pósitos que se han visto obligados a adoptar medidas extraordinarias para mantenerse a flote.

Es el caso de A Pobra, donde se planteó la propuesta -que aún se está estudiando- de subir la cuota de sus socios a 250 euros, lo que supondría multiplicar por cuatro la cuantía que abonan actualmente. La idea generó indignación en un sector de los mariscadores que se opone a que el aumento llegue a aplicarse, pero el patrón mayor pobrense, Miguel Iglesias, insiste en que hay que hacer algo para sostener la entidad: «Temos que buscar viabilidade para a confraría, se non, a alternativa é que vaia a pique e se perdan os postos de traballo».

El dirigente explicaba que la situación viene de atrás y que responde a un cúmulo de circunstancias, empezando por la crisis del libre marisqueo: «Levamos cinco ou seis anos arrastrando débeda. Se non hai produción, non hai ingresos, veu a crise, logo a marteilia acabou co berberecho na ría... A situación é esa e hai que arranxala, e unha forma de manternos é a través das cotas dos socios».

Regulación de empleo

El pósito rianxeiro es otro de los damnificados por la caída de la producción en las concesiones comunes, de ahí que su máximo dirigente abogue por un cambio de modelo en la cofradía que no esté tan orientado al libre marisqueo. En su caso no se arrastran tantos ejercicios de pérdidas como en el pobrense, pero la situación está lejos de ser boyante. De hecho, en su momento tuvieron que recurrir a un expediente de regulación de empleo (ERE) ante la imposibilidad de sostener los sueldos de todo el personal.

En Porto do Son, la situación no es tan delicada como lo fue hace unos años, en parte, gracias al excepcional 2016 en cuanto a descargas y ventas en su rula. Sin embargo, se mantienen las medidas extraordinarias que se adoptaron en su día para garantizar la viabilidad de la entidad marinera, como explica su patrón mayor, Tomás Fajardo: «Tivemos que deseñar un plan de viabilidade: recortamos gastos e deixamos de prestar servizos que viñamos dando porque supuñan un custe elevado. Ademais, os armadores que descargan e venden noutras lonxas teñen que retornar unha porcentaxe das vendas á confraría, é obrigatorio».

Año histórico

El ejercicio pasado fue histórico para la entidad sonense en facturación, pero no por ello han dejado de aplicarse las medidas de ajuste porque, como bien decía el patrón mayor aguiñense, las cosas pueden torcerse en cualquier momento. En O Son, por ejemplo, esperan a que los cerqueros que faenan en el País Vasco se aproximen a la costa gallega, en vista de que el pulpo no está dando los beneficios de la temporada pasada.

En Portosín, por su parte, el año pasado cayó la facturación, y en este, el pescado que llega a tierra es de escaso valor.

«Temos que subsistir sete meses sen traballar»

La cara de la moneda en lo que respecta a la situación de las entidades marineras la pone la cofradía de Noia, a pesar de que tiene la peculiaridad de que durante más de medio año no ingresa absolutamente nada. Sin embargo, si la campaña del berberecho es buena, como en las dos últimas ediciones, sale adelante sin demasiadas complicaciones: «Temos que subsistir sete meses sen traballar, pero non temos problemas económicos, e iso tamén é debido á xestión que se fai».

Hasta la fecha, el pósito noiés no ha tenido problemas para sostenerse a pesar de que, como indica su máximo responsable, «somos unha confraría potente, hai moitos gastos». De hecho, en junio está previsto ampliar la plantilla de trabajadores con la incorporación de dos vigilantes. En los últimos años, el resultado de la campaña ha sido bueno, pero ha habido ejercicios bastante más flojos. En esos casos, la entidad también se ha mantenido a flote: «Se vén unha campaña mala, hai que apertar máis o cinto».