Bisabuelo a los 54 años

CEE

JORGE PARRI

El fisterrán Juan José Traba había sido padre a los 18 y abuelo a los 34

23 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Los tiempos cambian: a la edad a la que cada vez más hombres son padres, incluso por primera vez, otros se convierten en bisabuelos. Eso es lo que le acaba de ocurrir a Juan José Traba Castreje, un curtido marinero fisterrán nacido en 1960, 54 años cumplidos hace tres meses, quien el jueves tenía a su primer bisnieto, Lucas, y ayer lo cogía en brazos en el hospital Virxe da Xunqueira de Cee, donde su nieta dio a luz.

Esta precocidad seguramente no es excepcional en Galicia, pero desde luego hoy en día resulta insólita. Sobre todo en los varones, que suelen llegar a la paternidad más tarde que las mujeres. De hecho, la bisabuela del recién nacido (la primera mujer de Juan) es un año más joven que él, así que su nueva condición le ha llegado con 54 años.

Juan está encantado. «Ter fillos e bisnetos tan novo é unha marabilla. E agora penso o mesmo que cando fun avó, que tiña 34: tes máis tempo para disfrutar dos nenos, é mellor así e non velos de moi vello». Medio en broma se refiere a los hombres de su edad que deciden ser padres por primera vez, o ya bien entrados en los 40: «¡Xa lles vale!». Es un caso de precocidad familiar: «Eu xa fun pai con 18 anos, cando tiven a filla, e inmediatamente tiven ao fillo. Cando marchei para a Marina con 20 anos xa tiña os dous». Pero, a su vez, sus padres también se habían apurado con la progenie. «Eramos sete irmáns, morreu un, e o primeiro creo que naceu cando miña nai tiña 15 ou 16 anos», recuerda. Porque esa es otra: Lucas tiene un abuelo que es un chaval, pero también dos tatarabuelos que están en los 73 y 74 años. A este ritmo, serán bitatarabuelos cuando anden por los 90.

Lo curioso (una curiosidad más, como si ya hubiese pocas) es que, de momento, la línea descendente se va marcando de uno en uno por la rama femenina (su otro hijo no ha salido al padre y de momento está sin descendencia), sin dar opción a varios hermanos por si uno de ellos no quiere tener hijos pronto. Su hija tuvo una única hija, y esta, Katia, con 19, es la heredera. Ayer comentaba, aún en el clínico ceense, que tanta juventud no le sorprende ni le llama la atención, porque en la familia ya están acostumbrados. También su entorno lo está: «Generalmente, las madres de mis amigas tienen la edad de mis abuelos», explicaba.

Precocidad

Más aún. Esos posibles bitatarabuelos de Lucas, que podrían serlo en menos de dos décadas si se mantiene el ritmo de sus antecesores, bien pudieron haberlo sido los propios abuelos de Juan. En concreto, la abuela, que falleció hace «poucos anos», y no precisamente demasiado mayor. Obviamente, también habían sido los bisabuelos de Katia con 50 y pocos años, pero hace dos décadas.

En otros tiempos estas cosas llamaban menos la atención. Incluso hoy, en otros países. Precisamente hace justo un año se conoció el caso de un panameño, Guillermo Torres, tataranieto de gallegos, quien también a los 54 años se convirtió en bisabuelo, como el marinero de Fisterra. Pero hizo algo más: en los 12 meses anteriores también había sido padre y abuelo. Tres estados distintos en muy poco tiempo. Algo que, en teoría, también podría cumplir Juan.