Unas bodas de oro bien merecen una fiesta

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Juan Miñones y Concepción Andrade celebraron por todo lo alto sus cincuenta años de matrimonio

24 jul 2017 . Actualizado a las 16:27 h.

Juan Miñones Carballido y Concepción Andrade Varela se casaron tal día como ayer del año 1967 en la iglesia parroquial de San Martiño de Canduas, en Cabana. Semejante efeméride bien merecía una fiesta por todo lo alto.

Los hijos del matrimonio, Antonio, Juan José, Fernando, José Manuel, Concepción y Carlos, prepararon todos los actos. Fueron veinte los familiares y allegados que quisieron acompañar a la pareja en este día tan señalado. Entre ellos su único bisnieto, Alejandro.

Dos de los nietos del matrimonio, Shelena y Bruno, ejercieron de padrinos de ceremonia. Elegantes todos para la ocasión, Juan Miñones y Concepción Andrade renovaron sus votos en la iglesia de Canduas, la misma en la que se casaron por primera vez hace ya medio siglo. Fue una ceremonia sencilla, pero muy emotiva e, incluso, con momentos divertidos, tal y como apuntó Antonio, uno de los hijos de los contrayentes.

Posteriormente se fueron todos a disfrutar de una buena fiesta gastronómica a Casa Sánchez, en Erbecedo, (Coristanco). Hubo fiesta, homenajes, besos, abrazos y, sobre todo, mucho cariño y reconocimientos a la labor familiar de Juan Miñones y Concepción.

Los familiares le regalaron a la pareja un cuadro con varias fotografías de la pareja y de la familia «Era o regalo que quería a miña nai», dijo Antonio. Para el matrimonio, lo más importante fue tener imágenes de su celebración religiosa, ya que cuando se casaron, en 1967, no tuvieron foto alguna del enlace en la iglesia. Los hijos y nietos se encargaron ayer de subsanar este pequeño detalle.