«La mayoría de las pinturas que ves están mezcladas con lágrimas»

Paula Santiago / C. A. A CORUÑA / LA VOZ

CARBALLO

Exposición «Eclipse Sirio» en el Palexco
Exposición «Eclipse Sirio» en el Palexco CESAR QUIAN

«Eclipse sirio» es el título del último proyecto del artista Ali Ali, que se puede ver hasta mañana en Palexco

24 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Ali Ali lleva catorce años viviendo en A Coruña. Sin embargo, el artista siente muy próximo el conflicto en Siria. Su país, su gente, sus amigos... Se mantiene informado del curso de la guerra a través de las redes sociales y de la información que llega a los medios de comunicación. En los últimos años, ha perdido en Siria a cinco familiares, entre ellos, sus padres. De ese dolor acumulado nace su último proyecto Eclipse sirio, veintinueve intensas obras conectadas entre sí, en las que Ali Ali vuelca la destrucción y el drama del pueblo sirio a través de pinturas, fotografías, grabados y hasta una instalación en la que representa los cuatro elementos. La muestra se puede visitar hasta mañana, martes, en la sala de exposiciones de Palexco.

-¿En qué momento empieza este proyecto?

-En el 2015, cuando la guerra afectó directamente a mi familia. Gente que no tiene la culpa de lo que está pasando allí, al igual que todo el pueblo sirio. Fue casi como una obligación, porque durante los primeros años del conflicto yo no quería abordar el tema. Y ahora, la mayoría de las pinturas que ves están mezcladas con lágrimas, porque vivir el dolor solo y transmitirlo sobre la tela o el lienzo es muy duro. No quieres hacerlo, pero a la vez quieres. No quieres manchar la obra con ese drama, pero al mismo tiempo sí, porque es un testimonio, y tal vez a través del arte ese mensaje puede llegar a sensibilizar a la gente.

-¿Es su forma de supervivencia?

-Sí, para mí, plasmarlo supuso un alivio, vomitar tanto dolor, tantas lágrimas y tanto drama. Quiero mostrar a la gente que ese mundo que están quemando es patrimonio de todos, no solo de los sirios, todo Oriente Medio. Ese mundo de las mil y una noches, de la riqueza, un mundo mágico...

-¿Cuál es la obra más importante de la exposición?

-El título en sí, Eclipse Sirio. Porque espero que el conflicto dure como dura un eclipse, una temporada, y luego la luna se marcha y la luz empieza a salir otra vez. La exposición en sí es una serie, todas las piezas se comunican entre sí. Es una panorámica de todo lo que ha pasado a lo largo de casi siete años. Cada obra está relacionada con una mala noticia. Desde el desastre humano, la maternidad durante la guerra, la ola de refugiados que llegó a Europa, las ciudades bombardeadas, los intereses de la riqueza natural de Siria, el fanatismo o cómo se está utilizando la religión con otros objetivos.

-¿Ha habido alguna pregunta o reacción a su muestra que le haya sorprendido?

-El mensaje aquí es muy claro y directo. He notado que a mucha gente le toca profundamente. Pero muchos desconocen lo que está pasando, porque la información que llega a los medios de comunicación puede llegar a fomentar el odio, y los medios deberían educar por un mundo mejor.

-¿Cuando su hija pregunte por los orígenes de su padre, le enseñará estas obras?

-Somos viajeros que pasan una temporada en la Tierra cumpliendo su propio papel. Hay gente que cumple un papel bueno, y deja algo antes de marcharse, y gente que hace el mal, es el equilibro de la vida. Yo quiero que quede algo archivado de este desastre, un testimonio para el futuro, para mi hija y para los demás. Gracias al arte la historia está documentada. A través del patrimonio cultural puedes incluso mandar un mensaje a aquellos que tienen el poder. El arte también es capaz de educar, porque las próximas generaciones podrán leer este desastre y saber cómo hacerlo mejor.

«Yo creo en la palabra esperanza, vivimos a través de ella y seguiremos confiando en ella»

Hoy, entre las obras que componen esta última exposición, vuelve a estar presente su madre Amina, fallecida durante el conflicto en el último año

 

El drama plasmado en el proyecto Eclipse sirio nada tiene que ver con las obras que Ali Ali suele crear. Su mundo es «muy colorido y esperanzado», señala el artista mientras se dirige hacia el centro de la sala de exposiciones, donde en una vitrina descansa un enorme libro ilustrado con pinturas. En el tomo, se recogen algunos cuentos tradicionales que su madre y su abuela contaban al pequeño Ali Ali antes de dormir, cuando las bombas no interrumpían ningún sueño. Suceden en Khatounie, la aldea que vio nacer al artista en 1974. Un lugar situado en la provincia de Al Hassake, en la Mesopotamia siria, y bañado por un lago natural, cuenta el sirio. Ali Ali lo recuerda como un mundo abierto, limpio y sincero, sin reglas ni miedo, donde jugaba con libertad y estaba en contacto diario con la naturaleza. Un mundo mágico, y que a pesar del paso de los años sigue siendo su fuente creativa principal. Pero este libro de cuentos pertenece a su proyecto anterior.

Choque de realidades

Hoy, entre las obras que componen esta última exposición, vuelve a estar presente su madre Amina, fallecida durante el conflicto en el último año. En el retrato, ella luce un suave tatuaje de unos dátiles en la barbilla, uno de los muchos dibujos que su madre llevaba tatuados por todo el cuerpo, comenta el artista. En esta ocasión, Amina aparece rodeada de coloridos edificios plasmados por el artista en el lienzo, que parecen reconstruir aquellos destruidos por las bombas, también presentes en el cuadro. A la pregunta de si retomará algún día esas obras alejadas del drama, el artista contesta que seguramente, aunque no sabe exactamente cuándo: «Yo confío en la palabra esperanza, vivimos a través de la esperanza y seguiremos confiando en ella».