Muxía no puede dejar que su Pedra de Abalar permanezca como una ruina al albur de los tiempos. Es un tesoro geológico y antropológico olvidado. Es el gran símbolo del pueblo y posible origen de los ritos y leyendas que han dado como resultado el santuario de A Barca y su romería. Recuperar la mítica roca debería figurar entre las intervenciones preferentes de las autoridades locales y no tan locales. La dejadez de este monumento lítico parece casi insultante. Se ha alegado la dificultad técnica para la unión del trozo desgajado como consecuencia de los temporales, algo que parece increíble en tiempos en los que se envían sondas a Marte para buscar restos de vida o se preparan viajes de civiles a la Luna. Si la rehabilitación de las dos piezas se hace imposible, no debe serlo hacer una réplica y presentar el original como pieza de museo. Hay retos que no tienen disculpa.