Culmina una Carballeira ejemplar en organización, limpieza y ambiente

s. g. rial / X. Ameixeiras CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

La veterana fiesta de Zas queda como modelo a seguir en la divulgación de la música de raíz, el respeto a la tradición y las nuevas tendencias

14 ago 2023 . Actualizado a las 11:18 h.

Pocas presentaciones necesita ya la Festa da Carballeira de Zas, la que en apenas un suspiro llegará a los 40 años de vida, y con los organizadores de sus iniciales tiempos aún en primera línea, como jóvenes que lo dan todo. Y lo que también lo son en edad, apoyando. Porque ese es uno de los grandes logros de esta celebración, aunar a varias generaciones en un espíritu comunitario de los que dan gloria verlos, en el trabajo de meses y en el de atender la propia celebración. En eso es un modelo a seguir, lo mismo que en la organización en su conjunto en la limpieza durante y después, en el civismo de los miles de asistentes, en el buen ambiente que se respira (siempre ayuda que no llueva, y hay recuerdos muy mojados), en el respeto general, el conocimiento de la música, y en las pinceladas de novedad que llegan en cada edición. Y mucho, mucho público joven, con la llama prendida y la semilla germinando. ¿Puede decirse que la que ha terminado ha sido una de las mejores ediciones de la Carballeira? Sí, puede.

BASILIO BELLO

El sábado por la noche, además de las perseidas, brillaron especialmente las voces potentes y las percusiones (sobre todo, panderetas, pero de todo: panderos, latón, castañetas, botellas, conchas, cucharas...) de Xosé Lois Romero e Aliboria. Hubo mucho baile, muiñeiras como la de Ons, jotas como la de Liñares, y con el público entregado. Aplausos y voces al unísono, ecos tal vez en el subconsciente del terremoto Tanxugueiras. Y con colaboraciones de lujo en el escenario y algunas versiones (también de alto nivel) como una de Milton Nascemento.

BASILIO BELLO

 Música do cortello

Llegó después Xurxo Fernándes con la carballeira a plena capacidad. Con música de saxo y flauta, con teclados y bajo, con percusiones. Y con «música do cortello», como le llamó el artista, recordando aquellas cuadras de las que se sacaban los animales para hacer improvisados salones de baile. Una de las piezas a destacar, el Maneo de Rabo de Lobo, un lugar de la parroquia de Bardaos, en Tordoia. Subieron después los de Pan Sen Fron, que ya habían actuado por la tarde, y de repente se juntaron 23 personas en el escenario, todo un espectáculo, en el que en lo musical las evocaciones sefardíes no fueron casuales.  

BASILIO BELLO

Como tampoco lo fue uno de los momentos más emotivos de la noche, el homenaje a las mujeres que custodiaron la música tradicional. Una de ellas, María de Langueirón, en Meanos, también subió al palco. Hacía 20 años que no tocaba la pandereta, desde que se puso el luto, y el sábado rompió ese tabú personal, emocionando a todo el público, que coreó su nombre varias veces, «María, María, María», entre aplausos. Levaino fue una hermosa manera de despedir su actuación. Todos los artistas, en general, fueron muy aclamados.  

BASILIO BELLO

La onda internacional llegó de la banda italiana con sonoridades irlandesas, las de Uncle Bard & The Dirty Bastards, que pusieron una marcha más al movimiento del respetable gracias a su uillean pipe, el bajo, la flauta irlandesa y unos toques rock celta sin perder de vista lo tradicional. Y Ruxe Ruxe fue el complemento perfecto para ir cerrando la noche y, como señala la organización en un comunicado de balance, comenzar la cuenta atrás para la edición número 39.