Mateo Pallas: «Es increíble lo de algunos pequeños que ya me piden fotos y autógrafos»

Antón Lestón Lago
antón lestón CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

XOAN CARLOS GIL

ATLETAS DEL ATLÁNTICO | Fue a la portería con doce años y esta temporada, a los 18, ya ha debutado en Asobal

20 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay personas que, de una forma u otra, tienen un don. Mateo Pallas (Carballo, 2005), por ejemplo, nació para ser portero de balonmano. Solo así se explica una precocidad difícil de concebir hace apenas siete años y que ya le ha hecho debutar en la máxima categoría a nivel nacional, la Liga Asobal, con la mayoría de edad recién cumplida. Lo que sí estaba claro es que Mateo iba a ser deportista, pues desde pequeño fue muy activo. Primero, como alumno del Fogar, probó la natación, la capoeira o el baloncesto, pero la dificultad de coincidir horarios con su hermana, hizo que finalmente se decantase por el balonmano en el Xiria. «Empecé jugando al balonmano 5, en el que todos nos turnábamos para ir a la portería, pero llegó el momento de cambiar, en infantiles. Fernando Vázquez nos avisó de que había que elegir un par de porteros fijos y yo no tenía todas conmigo para levantar la mano, pero al final lo hice y mira», recuerda Pallas, que finalmente se convenció de ser portero a los doce años: «Yo creo que ya me gustaba más que jugar en el campo y, sobre todo, me costaba menos aprender los conceptos en este puesto que en otros».

XOAN CARLOS GIL

La fugacidad de su crecimiento no dio opción a posibles arrepentimientos por escoger tan dura profesión en edad infantil. Pues al año siguiente ya fue convocado por la selección coruñesa y la gallega. Y en juveniles, le llegó la llamada del combinado nacional. Con España acudió a cuatro concentraciones. Una de ellas para jugar en Serbia. «Es verdad que se sorprendían cuando se enteraban que llevaba relativamente poco bajo palos, pero cada vez es más normal», reconoce Mateo.

Llamada de Cangas y Asobal

Su talento y desparpajo con el Xiria atrajo pronto las miradas de los grandes equipos. Hasta la del Frigoríficos Morrazo, de Liga Asobal. «No lo dudé casi nada, porque me daba todo lo que quería: un equipo cerca de casa en el que seguir creciendo y al que yo conocía bien de ir a ver varios partidos a mi amigo Paulo Fernández», dice. Llegó la temporada pasada, con la idea de que compaginase los entrenamientos del primer equipo con la competición del filial, que está en Primera Nacional. Pero la lesión de uno de los porteros de la plantilla de Asobal propició que esta temporada debutase en la primera división española. Fue en la primera jornada, frente al Logroñés y en un pabellón O Gatañal lleno hasta la bandera. «Aquí es una verdadera pasada como viven el balonmano. Más de dos mil personas vienen a cada partido y no paran de animar, por eso fue aún más especial ese día», señala el meta carballés, que también fue convocado a otro duelo, aunque no tuvo minutos.

No obstante, es consciente de que la mejoría depende del día a día y por eso sigue a rajatabla un plan de entrenamientos que lo tiene bajo palos todos los días de la semana, ya sea con el primer equipo o el filial. A veces con ambos. Un horario más asequible desde este año, que estudia INEF en Pontevedra. «Mi aspiración sí que es poder vivir del balonmano», indica, advirtiendo que «al ser progresivo este crecimiento, fue menor el impacto de llegar aquí y esta exigencia».

En la Liga Asobal, dice, «tiene mucho que ver la experiencia», pero, mientras tanto, ya ha adquirido una gran repercusión. «Al final Cangas es un pueblo y sí que te reconocen por ahí, pero lo más increíble es lo de los pequeños, que te piden fotos y autógrafos».