El club que recuperó el fútbol sala de élite y trajo a Pola a la Costa da Morte

Antón Lestón Lago
antón lestón CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

XESUS BUA

Atletas del Atlántico | En octubre del 2008, el mítico siete de la selección española jugó con el Lobelle de Santiago en Corcubión frente al Bodegón Anchoa, de Fisterra

08 abr 2024 . Actualizado a las 09:38 h.

La semana pasada llegó la noticia que ningún aficionado al fútbol sala quería recibir. Pola (Vigo, 1988) anunció en sus redes sociales que se retiraría al terminar la temporada con el Noia Portus Apostoli. Uno de los mejores jugadores españoles de la historia se despedirá tras casi veinte años en la élite de esta disciplina, habiendo ganado todos los títulos posibles a nivel nacional y siendo una pieza importante para la Selección Española y para sus clubes: Redondela, Lobelle, Real Betis o Inter Movistar, entre otros. Quedan pues, pocas semanas para disfrutar de un talento que también se exhibió en una Costa da Morte en la que el fútbol sala ha ido perdiendo fuerza desde el inicio del siglo XXI.

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El mítico 7, entonces aún con el 14, visitó el Polideportivo Municipal de Corcubión en octubre del 2008. El club santiagués ya era campeón de Copa y se enfrentó al Bodegón Anchoa, un equipo fundado en Fisterra unos años antes, para disputar un trofeo amistoso. El resultado fue de 1-7 a favor de los profesionales, pero aquel partido dejó un recuerdo imborrable en los allí presentes. La calidad de Pola o Alemao y el instinto de Eka, dejaron asombrados a los más de 200 aficionados que no se lo quisieron perder en las gradas. No obstante, lo más admirable de aquella inolvidable jornada fue el ímpetu y la valentía del conjunto local. Todavía hoy, casi dieciséis años después, cada vez que se habla del tema, sigue recordándose el desparpajo de los cadetes Jesús y Didier, representado sobre todo en el caño que el primero le tiró a Alemao. También aquella jugada de Aitor tras un espectacular sombrero.

Un deporte sin relevo

En la Costa da Morte ya solo queda el Fisober como club federado de fútbol sala y equipos en la categoría sénior. Una utopía para aquellos que hicieron de esta disciplina uno de los deportes más populares en la comarca durante los 80 y los 90. El tirón se mantuvo en los primeros años del nuevo siglo, con el Nor 48 de Ponteceso y, sobre todo, el Praia da Serra, más tarde Bodegón Anchoa, de Fisterra. Laureano Canosa presidió este club tras comprobar en los varios maratones locales el talento que había en la zona. Su primera temporada como federado fue la 2004-2005 con el título de liga y copa provincial. El ascenso fue meteórico, proclamándose al año siguiente campeones gallegos delante de unos 500 aficionados en el Pabellón de Fisterra. Ascendieron a la Primera Nacional B, tercer escalón del fútbol sala nacional, en donde se mantuvieron durante cuatro temporadas hasta su desaparición, en el 2010.

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«Non foi por problemas económicos, senón porque houbo varios xogadores que optaron por xogar ao fútbol», explica Juan Jesús Martínez, entrenador durante aquellos brillantes años, mientras ensalza «o sexto posto que chegamos a lograr en Nacional B». De una de aquellas históricas campañas recuerda especialmente un partido contra el Noia el sábado de Entroido y con el pabellón municipal lleno hasta los topes. Ahora el Noia representa a Barbanza en la máxima élite mientras que en la Costa da Morte solo compiten a alto nivel el Fisober sénior femenino —líder en Preferente— y el cadete masculino —en División de Honor—. Una decadencia que intentó frenar el Villa de Cee, activo hasta el curso pasado con varios de los jugadores que habían militado en el club fisterrán. «Falta moito relevo», resume un Juan Jesús que, junto a Laureano Canosa, también propiciaría el resurgir del SD Fisterra en el último decenio desde la presidencia.