La vigilancia y protección del marisco camariñán contra el furtivismo genera disputas en el seno de la cofradía

La Voz CEE / LA VOZ

CAMARIÑAS

vuelta con un vehículo facilitado por la cofradía.«Queremos vivir do noso traballo, así de sinxelo. Somos preto de 100 persoas e agora aínda deron 20 carnés máis. Non sei de que vai vivir esta xente, porque hai anos nos que temos que pór cartos do noso peto para pagar a seguridade social», se queja Lema

09 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay un grupo de mariscadores de Camariñas que se dedican a la extracción de almeja y berberecho, y que según ellos son más del 70 %, están descontentos con el trabajo de vigilancia contra el furtivismo. Tal como explica Ramón Lema, uno de los profesionales de Dor que el año pasado participaba en la organización de estas labores, no se cumplen las ocho horas de jornada, llegando en algunos casos a prestar solo cinco de trabajo efectivo. Además, de los cuatro vigilantes, uno está más bien centrado en el percebe y otros dos trabajan juntos de día, con lo que son más las horas en las que los bancos se encuentran desprotegidos que vigilados. Incluso cita que uno de los vigilantes llega desde A Coruña y se le computan hora y media de viaje de ida y otro tanto de vuelta con un vehículo facilitado por la cofradía.

«Queremos vivir do noso traballo, así de sinxelo. Somos preto de 100 persoas e agora aínda deron 20 carnés máis. Non sei de que vai vivir esta xente, porque hai anos nos que temos que pór cartos do noso peto para pagar a seguridade social», se queja Lema, quien dice que «a xente quere axudar», incluso se ofrecen para colaborar en la vigilancia las noches de los fines de semana, «pero temos que remar todos na mesma dirección». A su juicio con otra organización y un dispositivo para fichar y comprobar el cumplimiento de horarios se solucionaría.

Sin embargo, la patrona mayor, Dolores Bermúdez, aclara que la asociación decidió que la vigilancia la organizara una sola persona, en este caso la presidenta de los mariscadores, Estrella Lema. Afirma que hay vigilancia de día y de noche, pero carece de sentido hablar de horarios fijos «porque isto vai en función das mareas e doutras cousas», con lo que, a lo mejor, un día un vigilante trabaja cinco horas y al siguiente, 10, con lo que no se puede pensar en fichar como si se tratase de una fábrica.

Lo más importante, desde su punto de vista, es que estos profesionales puedan controlar los bancos sin ser controlados ellos, porque de lo contrario se pierde la efectividad. Para ello los han dotado de prismáticos de visión nocturna y pantallas en la caseta, que están dando buenos resultados. Explica que la práctica totalidad de las incautaciones se están haciendo de día y, aunque tienen problemas de furtivismo como todos, no es el caso de Ferrol u otras zonas por el estilo.