Aumentan los robos exprés de oro en joyerías y viviendas

Antonio Longueira Vidal
Toni Longueira CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

Ana Garcia

El mercado ilegal de compraventa espolea a los delincuentes

02 mar 2015 . Actualizado a las 07:53 h.

Viviendas y joyerías de la Costa da Morte han sido objeto en las últimas semanas de robos exprés de oro. Las fuerzas del orden confirman la existencia de un repunte en este tipo de actos delictivos, aunque advierten, eso sí, de que no se han alcanzado las cifras de las grandes ciudades.

Los autores de estos hurtos tampoco se caracterizan por ser grupos organizados ni mucho menos. Son jóvenes -dos o tres individuos por lo general-, que se fijan en un objetivo de forma aleatoria y actúan con rapidez. Lo hacen sin diseñar un plan, a cara descubierta y a plena luz del día.

Detrás de este repunte está, según los investigadores el mercado ilegal de compraventa. Tienen claro que este metal se ha convertido en objeto de deseo para compradores e intermediarios. Pagan a los cacos una ínfima parte del valor de mercado. Los beneficios obtenidos son escandalosamente elevados. Un agente comentó que se detuvo a un individuo en la zona que había sustraído de una joyería una cadena de oro valorada en más de 300 euros por la que le abonaron 30 euros, la décima parte de su precio.

Este supuesto mercado ilegal no se ubica, en principio, en la comarca. Los potenciales interesados están, por lo general, en las grandes ciudades, aunque las fuerzas del orden realizan pesquisas por la Costa da Morte por si hubiera algún tipo de actividad a pequeña escala.

Los precios abonados varían mucho, sobre todo en función de las necesidades económicas del ladrón. «Si es un drogadicto haces el negocio del siglo, si eres un profesional también ganas pero menos», apuntó un agente.

En la Guardia Civil y en la Policía Local consideran que los niveles de delincuencia siguen estando muy por debajo de la media provincial y autonómica, aunque sí hay preocupación por los hurtos en establecimientos como Joyería Victoria, en Vimianzo, o Florida Centro Joya, en Carballo.

Sustracción del muestrario, el modus operandi

En lo que a joyerías se refiere, el modus operandi es muy sencillo. Los cacos eligen un objetivo, por lo general, de forma aleatoria. Entran en el establecimiento una vez cerciorados de que no hay clientes en el interior. Solicitan a la dependienta -prefieren una mujer porque consideran que es más vulnerable- que les muestre pulseras y cadenas de oro. La ventaja con respecto a otras piezas es que son fáciles de sustraer y su valor de mercado es, en teoría, elevado.

Una vez que les son mostradas las mantas con las joyas, los cacos las roban por el método del tirón y salen corriendo. Los agentes y las víctimas sospechan que en las inmediaciones suele esperar un compinche dentro de un vehículo para darse a la fuga.

Esos muestrarios duran poco en manos de los ladrones. Las piezas son malvendidas. Bien a un precio pactado previamente con un comprador, bien prueban suerte con una persona que le interesa esta mercancía ilegal.

Ese metal es rápidamente fundido para no dejar pistas. Evidentemente no existe ningún certificado ni documento que acredite su procedencia, tal y como exigen la normativa, ni tampoco el nombre, ni DNI de las personas que realizan la entrega.

Estos robos son cometidos en la mayoría de las veces por gente que no toma precauciones y es detenida con cierta rapidez, como los dos carballeses que entraron en la joyería de la calle Coruña.