De Carballo a Razo las señales no ayudan

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

Hai paneles en el suelo, otros ocultan postes similares, y algunos están demasiado viejos o cubiertos de maleza

23 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La deficiente conservación o el mal uso (vandalismo, colocación inadecuada, mantenimiento inexistente) de las señales e indicadores no es ninguna novedad en las carreteras de la Costa da Morte, con ejemplos de todo tipo y casi en todos los núcleos y carreteras. Otra cosa es hallar gran variedad de supuestos mejorables en un tramos de apenas 10 kilómetros. Todo eso es posible en un trayecto entre Carballo y Razo, una vía provincial de altísimo uso en verano, relativo en primavera y otoño, y reservado solo a vecinos y ocasionales visitantes (nunca faltan) en invierno, además de surfistas llegados de todo el mundo, y durante todo el año.

Los ejemplos son numerosos. Algunos, peligrosos, como el poste de prohibido adelantar derribado en Oza (dirección Carballo, casi en el centro de la parroquia) que ayer seguía al lado de la cuneta. Muy cerca, en dirección a Razo, había otro ejemplo idéntico hasta, al menos, la semana pasada. Ayer ya no estaba: o la han retirado, o movido, o la hierba ha crecido demasiado. Este tipo de incidentes comprometen la seguridad viaria.

Los indicadores de núcleos de población o lugares de interés también tienen lo suyo. Llaman la atención los ubicados en la entrada y salida de Arnados, junto al cruce (a un lado, el litoral y Caión; al otro, Razo da Costa, Santa Mariña y Malpica). Quien colocó los nuevos postes, claros y de tamaño agradecido, se olvidó de sacar los viejos. El efecto que es unos tapan otros. Al menos, la información que ofrecen no es contradictoria ni complementaria.

En dirección hacia Santa Mariña, por una vía plagada de intersecciones con calles con los nombres de medio planeta, la carretera tiene un uso elevado debido a que la de la costa lleva más de cuatro años cortada. El pequeño muelle, el entorno impresionante de Santa Mariña o el paisaje recortado de Cambre, ya en Malpica, son destinos habituales. La pena es que los carteles no están a la altura. Ni siquiera física, tanto en el desvío hacia el municipio malpicán como en la bajada (culpa de los últimos temporales) hacia As Percebeiras. Aunque los ejemplos son más, como los indicadores a los que se les adivina una vida originada en los años 80. Desde ese punto de vista, sustituirlos provocaría cierta nostalgia en algunos visitantes, pero seguramente lo agradecerían buena información y reservan el sentimentalismo para los acantilados que hay dos kilómetros más abajo.

No todo es negativo. Hay que destacar los nuevos paneles municipales, uniformes, comunes a varios puntos de interés de todo el litoral, que también se pueden ver en el mirador de la marisma, en Sambade; en A Pedra do Sal, o en A Arnela. El de Razo da la bienvenida a pocos metros de las dos casetas, con códigos claros de lo que hay y lo que se puede hacer. Una pena que a pocos metros se mantengan otros que precisan un cambio urgente. Al menos, antes del verano.