Las cigüeñas anidan en la comarca

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

Ana Garcia

Hay un asentamiento en Andoio, a pocos metros del límite con Carballo

11 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Posiblemente llegaron por San Brais, en febrero, para cumplir con el dicho, ese que avisa cuando se van a ver las cigüeñas. Se cumplía habitualmente por tierras más meridionales que las de Bergantiños y Ordes, pero los tiempos cambian, también el tiempo (el climático), y los nidos van incluidos en esa mudanza. Desde hace unas semanas se puede ver un asentamiento en la parroquia de Andoio-Tordoia, a pocos metros del límite con Carballo, la parroquia de Aldemunde, y también a escasa distancia de la frontera con Rodís, en Cerceda. Todo un cruce de caminos que, para mayor curiosidad, se sitúa a vista de pájaro de Baldaio, un pequeño lugar de Andoio, el único que existe como tal, que comparte denominación con el espacio natural carballés que es una zona privilegiada para el avistamiento de aves migratorias.

El nido lo descubrió un vecino. Las cigüeñas lo construyeron sobre un árbol talado por la parte superior, y ahí han ido colocando las ramas de su casa. Es, que haya constancia, la primera vez que un asentamiento de esta ave llega tan al norte. O, al menos, tan al noroeste, como explicaba ayer Serafín González, experto en aves -cigüeñas, sobre todo- y presidente de la Sociedade Galega de Historia Natural. «É pouco habitual que vaian cara esa zona, sempre tiraban para A Limia, Valdeorras, Lugo, Monforte, A Terra Cha... Cara A Coruña e Pontevedra, menos». La cigüeña ha ido variando su territorio, dejando unos y colonizando otros. Las fuertes sequías africanas en las invernadas (en la zona del Sahel, por ejemplo) le han afectado profundamente, tirando cada vez más hacia el norte. Desde hace unos 20 o 25 años, en la Península están en recuperación, expandiendo territorios. «O cambio climático tamén inflúe, hai un cúmulo de circunstancias», añade González. Felipe Bárcena es un veterano ornitólogo, buen conocedor de las aves de la Costa da Morte (y de sus censos oficiales: hizo muchos) desde hace bastantes años. Coincide en que el ave está en expansión. Justamente esta semana presentó un libro con dos colegas sobre las aves de la zona de A Limia. En él se explica cómo hace unos 30 o 40 años el declive de la cigüeña en esa zona era notable, al pasar de diez a seis parejas, y ahora hay más de 90. Recuerda también cuándo en los avistamientos en la zona de As Pontes las veían de paso. Así que cree que no es tan extraño que se hayan asentado al norte. Si detectan zonas donde hay ranas, alimentación…, se quedan. Y anidan en los árboles, no necesariamente en las iglesias y torres, como se ha visto toda la vida por media Castilla. O no tan lejos, ya que en Monforte y alrededores abundan desde hace años.