Humanización paso a paso

Carlos Puga OPINIÓN

CARBALLO MUNICIPIO

22 jun 2017 . Actualizado a las 16:41 h.

No podemos obviar que Carballo, además de ser capital de la comarca, es ya una ciudad de más de 30.000 habitantes, y en los últimos tiempos las distintas obras y actuaciones impulsadas por el Gobierno municipal la están llevando a ofrecer un aspecto cada vez más agradable y humano, hecho evidente para cualquier observador imparcial. En ese sentido las obras recién finalizadas de peatonalización de la calle Desiderio Varela vienen a dar un nexo de continuidad a las anteriores de las calles Coruña, Hórreo y Colón, formando de esta forma un conjunto peatonal continuado vedado a la circulación rodada y totalmente necesario en el entorno de la Praza do Concello, a falta solo de la actuación sobre la calle Cervantes. Con tales actuaciones simplemente nos homologarnos con lo que hoy en día es común en casi todas las ciudades de nuestro país.

Para aquellos vecinos que, como el que esto escribe, somos apasionados de caminar y recorrer las ciudades a pie, todas estas mejoras constituyen una notable satisfacción y un síntoma de que las cosas van a mejor. Es innegable que los pueblos se formaron a partir de la concentración humana y que los vehículos a motor, que en los últimos tiempos todo lo dominaban, son solo cosa muy reciente, de hace apenas un siglo. Así que esos mismos antecedentes son los que deben llevarnos a adoptar un orden lógico de prioridades, y eso supone, desde mi perspectiva, que los vecinos y ciudadanos han de ser la referencia básica para cualquier desarrollo del entorno urbano.

Dentro de este proceso global de mejora se anuncia ahora la puesta en marcha por parte del Concello de Carballo de un plan integral para que el tráfico de vehículos en todo el centro de la ciudad esté limitado a la velocidad máxima de 30 kilómetros hora. Aunque esta medida pueda parecer novedosa para algunos debe señalarse que Carballo no es la primera ciudad que la adopta, y en ese sentido se puede señalar que hace muy poco ya lo hizo otra ciudad para mí muy querida, por razones vitales y familiares, como es Vilagarcía de Arousa.

La medida que se va a aplicar me parece acertada por dos razones principales. La primera de ellas está relacionada con lo que señalaba anteriormente sobre la imprescindible humanización de nuestras ciudades, que está reñida tanto con los ruidos de los vehículos como, además y fundamental, con el mayor riesgo para los peatones que siempre supondrá la circulación rodada a altas velocidades. Pero existe un segundo aspecto que considero también muy importante y tiene que ver con la seguridad y certeza que se les ha de proporcionar a los propios conductores. Y es así porque desde el momento que estos últimos saben que toda la zona está delimitada con un mismo límite, se elimina la posible duda que les afectaría ante la posibilidad de la existencia de distintos límites de velocidad dependiendo de cada zona o tramo en particular.