Los transformadores del paisaje

s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

Ana Garcia

Quedan aún muchos centros eléctricos repartidos por la zona, pero pocos funcionan

24 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

En su momento, los transformadores eléctricos cumplieron una función crucial: distribuir la energía entre parroquias y empresas. Forman parte del paisaje rural, pero también urbano. La luz llegaba de la central en media o en alta y había que repartirla a 230 o a 400, unifásica o trifásica. Obviamente aún hay que hacerlo, pero ahora los tiempos son otros. Los transformadores son más pequeños y modernos se colocan directamente en los postes, en las torretas. Periódicamente en el Boletín Oficial da Provincial da Provincia aparece alguna instalación de este tipo. Pero antes la distribución llevaba aparejado un cambio urbanístico. Edificios estrechos, altos, junto a cruces o en las cercanías de las poblaciones. Unos más grandes que otros. En Carballo, por ejemplo cerca del centro, queda todavía un edificio respetable en la Vázquez de Parga y otro en Bértoa. En el lateral aún mantiene sus funciones. Mucho más grande es el situado cerca del instituto Monte Neme, en dirección a Sísamo desde el Pazo da Cultura: todo un inmueble que lleva años siendo pasto del abandono y de los vándalos. Las dos caras de construcciones que van perdiendo su sitio. En los núcleos rurales, en muchas ocasiones aparecen rodeados de zarzas, de maleza, de viejos carteles que advierten del peligro de muerte. Corren la misma suerte que las viejas casillas de legoeiros cubiertas de vegetación; o que los centros de inseminación de las vacas, que también resisten como pueden el paso de los años, o incluso de algunas escuelas unitarias que no tuvieron la suerte de ser restauradas. Con los centros transformadores pocos se puede restaurar, incluso aunque se quiera. Tal vez una mano de pintura, una intervención artística. O el mero derribo.