Absuelven al dueño de un perro que quitó un ojo a un niño

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

CORCUBIÓN

Imagen de archivo de un perro de raza potencialmente peligrosa
Imagen de archivo de un perro de raza potencialmente peligrosa Santi M. Amil

La jueza solo lo obliga a indemnizar al menor con 80.000 euros porque el mastín se le escapó en un descuido

28 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

En el verano del 2010, un niño de 5 años que jugaba con su hermano frente a su casa, en el lugar de Quenxe (Corcubión), fue atacado de pronto por un perro mastín. Le mordió la cabeza, le levantó el cuero cabelludo y le hizo perder un ojo. Su vecino tenía un animal de esa misma raza, pero siempre negó que fuera el suyo el que le causó tan graves heridas, pese a que todos los testigos lo señalaban. El desgraciado suceso se complicó aun más cuando se supo que sobre las seis de la tarde del 8 de agosto de aquel año, que fue cuando se produjeron los hechos, al domicilio del vecino había acudido un hombre a comprar unos corderos acompañado también por un mastín. ¿Cuál de los dos fue? Este último también descartó que fuese su perro el agresor; si bien reconoció que cuando se encontraba en el lugar con su can apareció de pronto un niño. Relató que el animal se fue hacia él y, simplemente, le dio con la pata en la cabeza. «El crío dijo ¡ay!, y se marchó», añadió.

El asunto llegó a los tribunales y en la sala del juzgado de lo Penal número 4 de A Coruña se celebró hace un mes el juicio. En el banquillo, los dueños de los perros, acusados de sendos delitos de lesiones por imprudencia grave. Tras escuchar a los testigos, la jueza llegó a la conclusión de que el animal que mordió al pequeño fue el del vecino. Pese a todo, entiende que se escapó de su amo «en un descuido puntual de este». Así que lo absuelve. Pero le obliga a indemnizar al niño con 80.000 euros.

Según contó la madre del menor, esta se encontraba jugando con sus hijos en el exterior del domicilio, en un acceso común a su propiedad y a la del acusado, cuando «un perro se acercó a su hijo por detrás y se le tiró encima». Luego llegaron otros dos canes. Y ella se abalanzó para proteger a su crío y logró quitarle de encima el animal. La abuela, que también estaba presente, declaró exactamente lo mismo. Ambas estaban convencidas de que había sido el perro del vecino.

Este hombre, que no tenía seguro para hacer frente a los daños de sus perros, lo negó. Dijo que aquella tarde estaba junto a sus perros en una finca ubicada a 800 metros. Y que se enteró de lo que le había pasado al hijo de sus vecinos cuando llegó a casa a las 9 de la noche. Pero la jueza no le creyó. Como tampoco creyó al dueño del otro mastín que llegó al lugar. Considera que todos los testigos identificaron al animal del vecino de 80 kilos, entrenado para enfrentarse a lobos, como el que dio la mordedura.