El accidente hizo ver la necesidad de construir un puente, pero aún tardó medio siglo

La Voz

CORCUBIÓN

18 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Comenzaba el siglo XX y, tras la tragedia, se sucedieron las declaraciones y crónicas sobre la necesidad de construir un puente para dar seguridad al tránsito. Una de ellas, del 13 de enero de 1902, a los ocho días de la tragedia: «Los diputados a Cortes Montero y Sanjurjo, luego que tuvieron noticias telegráficas del triste suceso, fueron a comunicárselo al ministro de Agricultura y Obras Públicas, al objeto de convencerle de la urgente necesidad de proceder a la construcción de un puente que evite el constante peligro que evite el diario paso de viajeros entre el distrito de Muros y el de Corcubión en las condiciones que viene efectuándose. Parece ser que salieron bien impresionados de la conferencia».

Pero los vecinos tendrían que esperar bastante, nada menos que al 12 de septiembre de 1951, el día en el que se inauguró la infraestructura. No fue fácil. Recordaba la vicisitudes, en un artículo en 1983, el que fuera diputado Emilio González López. El ingeniero encargado del proyecto (también lo fue del de O Pedrido), aragonés, le había contado esos problemas: el primer contratista tuvo que abandonar la obra antes de la primera Guerra Mundial, por no hallar base firme para los pilares, solo arena fangosa, y el segundo, después de la guerra, lo mismo: ya tenía esa base firme, pero los precios de los materiales habían subido desorbitadamente. González animó al ingeniero a que presentara un proyecto, que finalmente le aprobaron. Tuvo mucho que ver otro ingeniero, de A Fonsagrada (Cándido Fernández, que había sido pastor analfabeto: un prodigio), que estaba en el Consejo Superior de Obras Públicas.