La Costa da Morte vivió de lleno el medievo con el mercado corcubionés

Julián L. de Lema CARBALLO / LA VOZ

CORCUBIÓN

Jorge Parri

Pese al orvallo, miles de personas disfrutaron de las atracciones este fin de semana

24 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La AC-552 fue un continuo manar de automóviles hacia la comarca de Fisterra. El Mercado Medieval de Corcubión fue el destino preferido ayer de los viajeros que se desplazaban por la Costa da Morte. A última hora de la mañana, las calles de la localidad estaban llenas de gente. Muchos de los vecinos, un días más, se adornaron con indumentarias de época para disfrutar del ambiente de las rúas, engalanadas de acuerdo con la ocasión. Los pasacalles de apertura y los posteriores pases de música y danza oriental añadían alegría al ambiente. En algunos puestos, la carne humeaba e invitaba a muchos de los presentes a consumir las raciones.

La policía estaba tranquila, pero auguraba una tarde dura de carteristas. Ayer, la playa no invitaba y el Mercado Medieval era el lugar adecuado para quemar el tiempo de ocio. Y los delincuentes lo saben, según dijo el agente municipal. En cualquier caso, estaban avisados en la Guardia Civil. Por la mañana, en la feria de Cee ya se habían producido algunos episodios.

La exhibición de vuelos de cetrería fue uno de los actos del programa que más gente atraían. Ya por la tarde, la afluencia fue creciendo. Los espectáculos de calle, las juglaresas, los romances o los monicreques mezclaban bien con el ambiente de mercado de artesanías de todas las clases y puestos de comida variados, algunos con manjares más bien actuales, pero la gente no les ponía demasiado reparo. La música medieval, los corros de gaiteiros y acordeones en algunos locales, los teatrillos y, de nuevo, la exhibición de vuelos de cetrería mantuvieron alto el interés. Para buena parte del público, el orvallo que se presentó no fue un grave impedimento para disfrutar de la jornada. Corcubión recibió una avalancha de gente y de autos, aunque el alcalde se quejaba de que nadie quería aparcar lejos para favorecer la fluidez, pero, en general estaba contento con la fiesta. Corcubión sonaba a otros tiempos y lugares.