El Ministerio de Cultura distingue cuatro faros por su valor patrimonial

Juan Ventura Lado Alvela
J. v. Lado CEE / LA VOZ

FISTERRA

Sisargas, Vilán, Touriñán y Fisterra forman parte de los 130 catalogados en España

19 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El valor patrimonial de los faros de Sisargas, Touriñán, Vilán les ha hecho merecedores de entrar en el catálogo del Ministerio de Cultura, elaborado por el profesor de Arquitectura de la Universidad del País Vasco (UPV) Santiago Sánchez Beitia, que distingue a los más destacados de España en esta materia.

El Instituto de Patrimonio Cultural (IPC) español, que depende del Ministerio, entiende «por patrimonio industrial el conjunto de los bienes muebles, inmuebles y sistemas de sociabilidad relacionados con la cultura del trabajo que han sido generados por las actividades de extracción, de transformación, de transporte, de distribución y gestión generadas por el sistema económico surgido de la revolución industrial». Unos bienes que «se deben entender como un todo integral compuesto por el paisaje en el que se insertan, las relaciones industriales en que se estructuran, las arquitecturas que los caracteriza, las técnicas utilizadas en sus procedimientos, los archivos generados durante su actividad y sus prácticas de carácter simbólico», tal como reza la propia terminología del IPC.

Sobre esa base se sustenta el trabajo más que minucioso de Sánchez Beitia, recogido en 710 páginas, elaboradas en tiempo récord y que, según el propio autor, no llegan siquiera al 5 % de la información recogida, en buena medida de Puertos del Estado, pero de otras muchas fuentes.

Dentro de los dominios de lo Autoridade Portuaria de A Coruña, con la excepción de la Torre de Hércules, todos los faros elegidos en esta catalogación -son en total 130 de los 191 existentes- están en la Costa da Morte.

Respecto al de las Sisargas el estudio destaca como características singulares que «dispone de sistema de giro apoyado sobre cubeta de mercurio y sistema de pesas para rotar la óptica». En cuanto a sus valores patrimoniales califica de excelentes muchos de los puntos de análisis, como la singularidad o la representatividad. Sin embargo, sitúa en el plano deficiente tanto la autenticidad como la integridad, porque «se ha modificado el conjunto de manera apreciable» ya que, entre otros cambios, en 1914 la torre fue recrecida unos dos metros.

Iguales condicionantes le atribuye a Vilán, respecto al que hace un recorrido histórico, desde el original de 1854 al actual, encendido en 1896, con lo que «es posible observar la evolución de dos proyectos históricos en un mismo faro. Aquí sí que el autor no pone pegas en cuanto al estado de conservación y los posibles usos, más allá que una común a la gran mayoría de casos estudiados, como es la situación jurídica, debida a la titularidad que es del Ministerio de Fomento.

La ubicación en la «punta más al oeste de España» y que haya tenido «una capital importancia en la señalización marítima de la zona», son los valores más destacados de Touriñán en el documento, que da cuenta de la sustitución del faro anterior por una torre en el año 1981. Todos los valores patrimoniales reseñados alcanzan la calificación más alta.

Del faro de Cabo Fisterra el estudio resalta que «posee unas connotaciones históricas y de leyenda relevantes», además de su indiscutible importancia en cuanto a la navegación por las costas atlánticas. El edificio rectangular de 15,20 por 21,30 metros cuadrados estaba pensado para el servicio de tres torreros. Sus 17 metros de torre le dan un alzado de 140,5 sobre el nivel del mar y la estructura actual también incluye modificaciones, porque el edificio de viviendas y almacén fue ampliado en su día para que tuviese dos alturas.

En definitiva, todas estas señales marítimas de la comarca tienen algún elemento que las hace singulares y encierran todavía mucha historia que escribir.