Aires nuevos para la Resurrección fisterrá

Patricia Blanco
Patricia Blanco CARBALLO / LA VOZ

FISTERRA

Tras más de 20 años, Manuel Martínez cedió el papel de san Pedro a Carlos Álvarez

17 abr 2017 . Actualizado a las 15:04 h.

Cuando san Pedro anuncia que Cristo ha resucitado y dice «¡Gloria al Señor! ¡Aleluya! ¡Aleluya!», en Fisterra se vive uno de los momentos más intensos de su Semana Santa. Se sueltan palomas, se izan banderas, explota una traca de pólvora, toca la banda (de Cee), se baila Danza dos Paus y se desata la emoción colectiva a pocos metros de la iglesia Santa María das Areas, al aire libre, donde tiene lugar la representación. Ayer, Domingo de Resurrección, volvió a suceder. El milagro se obró de nuevo. Es el día grande de la Semana Santa de la localidad, emblema de la Costa da Morte.

La tradición no solo la marca la liturgia -un ángel, representado por una niña se aparece ante las tres Marías para dar la buena nueva, y san Pedro y san Juan son los primeros en acercarse, para llegar después el resto de apóstoles-, sino también los propios participantes, el pueblo. Los papeles se van aprendiendo de generación en generación, con una altísima implicación por parte de los vecinos, que se ocupan de dar vida a todos los personajes, salvo al Cristo. Este año, y tras más de 20, también hubo rostros nuevos. Manuel Martínez Escarís, san Pedro durante casi un cuarto de siglo, cedió el testigo al joven Carlos Álvarez, quien ya siendo más joven había representado a san Juan. Sin embargo, el patrón mayor no se alejó de la representación, en tanto que él fue el encargado, en gran medida, de buscar a los apóstoles y de coordinar sus ensayos. Todo salió bien. Desde la Xunta de Confrarías, organizadora, trabajan todo el año para que así sea y se han quedado «contentos» de la marcha de la ceremonia. De toda la Semana Santa en general, porque si bien recuerdan que el viernes y el domingo sí eran días de tremenda aglomeración en Fisterra para participar en los actos, este año lo fue también el jueves. Agradecen la implicación de todos y, sobre todo, renuevan las gracias por el buen tiempo. No recuerdan una Resurrección con lluvia, aunque el resto de jornadas sí hubiese mal tiempo. Ayer, de hecho, picaba el sol, por lo que hubo quien prefirió quedarse a la sombra, algo más abajo, y no acercarse tanto al campo. Salvo para la Última Cena, a la que acudió el párroco Agustín Fariña -lleva un tiempo fuera por enfermedad-, fue el sacerdote José María Santamaría, nacido en Fisterra, el que condujo los oficios de Semana Santa.