«Estas zonas dan para trabajar a gusto»

Patricia Blanco
PATRICIA BLANCO CARBALLO / LA VOZ

FISTERRA

xoan a. soler

Madrileño afincado en Padrís (Fisterra), expone «Desnudos y vestidos» en Santiago

20 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace cosa de seis años que David de Lorenzo (Madrid, 1977) recaló en Fisterra. Artista plástico, explica que su familia por parte de padre es de A Ponte do Porto, por lo que muchos veranos de infancia transcurrieron «por aquí en la costa»: «Teníamos casa en A Coruña. La mía fue de estas familias que emigraron a Madrid después de la guerra, mi abuela...». Les surgió la posibilidad de escolarizar «aquí» a uno de los pequeños, así que él y su mujer hicieron el cambio y se establecieron en la aldea de Padrís. Su estudio, no obstante, está en Cee.

De Lorenzo ha expuesto en A Coruña y en Madrid, pero también en el extranjero, y en los faros Vilán y Fisterra. Desde el martes, y hasta el 7 de mayo, la Fundación Araguaney-Puente de Culturas (Santiago) acoge Desnudos y vestidos, otra muestra de este creador al que, explica, la adaptación ciudad-rural no le ha resultado complicada: «Estas zonas dan para trabajar a gusto, aunque a la hora de moverse a nivel económico hay que abrir campo. Yo, por ejemplo, trabajo con una galería local, Stoupa, de Cee. También me apetece abrirme hacia las capitales, darme así algo de fuerza en mi zona, más que pensar en volver a Madrid, Barcelona o París. Me apetece funcionar desde lo que siento como mi tierra», añade. Es un camino lento, por lo que agradece la oportunidad del Araguaney.

La exposición recién inaugurada es una colección de acuarelas (trabaja varias técnicas, también el óleo). «La acuarela es como muy agradable, una técnica digerible, muy fácil de asimilar. Estamos muy acostumbrados al elemento figurativo y toda la muestra está relacionada con la figura, con lo femenino..., pero sobre todo, lo que me apetecía mostrar son diferentes procesos pictóricos o diferentes soluciones relacionadas más con la pintura que con el objeto, siempre pensando que la pintura es una abstracción de la realidad. No es el objeto aquel en realidad, sino una representación de aquello», describe David. La acuarela, abunda, permite muchos tipos de soluciones, diferentes tratamientos de la temperatura y de la intensidad del color, distintos tratamientos del dibujo... Así, en la muestra hay «cosas más frescas, más espontáneas» y, también, trabajos «más cerrados, acabados o contrastados». Una exposición, en definitiva, «divertida», en tanto que «está cargada de color y de expresividad».

Ha elegido «formatos generosos». Dice que, en general, la acuarela se ve en formatos pequeños, por lo que pasar a uno más grande supone más complicación: «Son pinceladas más grandes, más sueltas. Tienes que incorporar más de ti, más ímpetu, más fuerza. No vale un trabajo relamido. La acuarela no permite ninguna corrección, tienes que estar muy centrado, moverte en esa temperatura, en ese punto de templanza».

Motivación

El artista tiene la convicción de que «si la obra te respalda, merece la pena y es comprobable por todo el mundo», al final esta se podrá introducir «en el circuito que le corresponde». Pese a todo, reconoce que no es fácil, que hay momentos de desánimo, de esos de encerrarse en el estudio para seguir con el trabajo, pero «no viendo muy bien por dónde va a salir». Recientemente, ha encontrado apoyo en Stoupa -donde tiene una exposición de pintura abstracta, «más comprometida», «más musical», y relacionada con el color y las texturas, cargada de fuerza-, por lo que se siente motivado. Dice que durante años ha intentado representarse a sí mismo, pero que en el último decenio ha visto la necesidad de buscar la colaboración «de los profesionales».

Las exposiciones en los faros -acuarelas en Vilán y óleo de gran formato en Fisterra- han sido una experiencia: «Fueron miles de personas, pero es un público casual, que van de visita y pasan por la exposición. No se centraliza en un punto de venta eficaz». Por ahora, no contemplan un cambio de vida, mudarse a una ciudad, aunque la obra, dice, sí puede viajar. También docente durante años en el ámbito de lo privado, De Lorenzo dice que se siente de aquí: «Madrid es un lugar muy impersonal, da cabida a todo el mundo, y es interesante, pero no hay ese lazo con la tierra que se genera en otros lugares, como aquí». Entre los proyectos futuros figura buscar más espacios para su obra en Santiago: «Quería subir, por ejemplo, alguna colección de paisaje». Mientras, a seguir creando.