Un paseo por el Laxe que fue

Patricia Blanco
Patricia blanco CARBALLO / LA VOZ

LAXE

El fondo fotográfico Vidal permite recuperar la memoria de un tiempo pasado

22 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Hubo un tiempo en el que las viviendas de Laxe no miraban hacia el mar, sino hacia el interior de la villa. Todavía no había, tampoco, ni carretera asfaltada a pie de costa, ni mucho menos altos edificios o paseo marítimo. Eran los años 20 del siglo XX, y de ahí para atrás. Entonces, el mar llegaba mismo a las casas -también la do Arco- y batía fuerte contra los muros, que debían ser robustos y consistentes. Es por eso que los hogares tenían muy pocas aberturas hacia el océano y le daban la espalda, enfocando su rostro hacia el otro lado, hacia la tierra. La situación cambió cuando se fueron construyendo los diques de abrigo. Entonces sí, Laxe empezó a mirar de frente al mar.

Primeros edificios

El Fondo Fotográfico Vidal -que el Concello de Laxe está poniendo en valor a través del programa Reláxese- da testimonio de ello. Desvela, también, cómo la panorámica del pueblo cambió con la inauguración de la mina de caolín, en el año 23. A esas alturas, en la década de los 20 y los 30, la representativa Praza Ramón Juega era el centro de todo, el escenario para la concentración de la sociedad. Fiestas y todo lo demás. La Casa do Arco ya ofrecía una imagen hoy reconocible, pero por supuesto en un contexto diferente. El interior de las calles -algunas quedan que ofrezcan estos vestigios constructivos del pasado- era bien distinto, como acredita una imagen de los años 40 o 50, tomada durante lo que parece una danza de arcos, en una rúa todavía sin empedrar. La década de los 50, de algún modo, supuso importantes cambios a nivel urbanístico. Antes de ella, solo había un pequeño espigón justamente frente a la iglesia de Santa María da Atalaia. No obstante, a partir de la mitad del siglo XX ya se ve el dique de abrigo hoy existente y, de los 70 en adelante, se empieza a reconocer el cambio hacia «unha vila grande», con los primeros edificios e hileras de coches, hoy características en una localidad que presume de ser puntal turístico de la Costa da Morte. La luz también tuvo su particular impacto, y las panorámicas así lo muestran.

Como las palabras escritas, la fotografía tiene el poder de traer al presente instantes y épocas que el tiempo y la evolución han ido sepultando. Las imágenes hechas por el laxense José Vidal -y puede que, en algún caso, las correspondientes a los años 10 y 20, por su padre- permiten este paseo por el pueblo que fue. El escritor, maestro y estudioso Xan Fernández Carrera se ha ocupado de analizarlas.

Una charla, hoy, para conocer mejor al fotógrafo y su obra

En el 2008, la familia del fotógrafo José Vidal donó al Concello de Laxe el archivo fotográfico que atesoraba. Hoy, descansa en el Museo do Mar. Allí está conservado, escaneado y digitalizado, pero faltaba una clasificación. Hay unos 67.000 elementos, contando negativos de cristal y plástico, así como fotos en papel. Xan Fernández Carrera dedicó tiempo a observarlas todas y, de ellas, seleccionó unas 1.000, y las fue organizando en temas: villas, sociedad, fotos individuales, infancia y escuela, trabajo, romerías, fútbol, naufragios... Destaca la cuidada escenografía en las fotos de grupos. Para él, era «un fotógrafo da xente». De Vidal y de su obra charlará hoy en el Museo do Mar, a partir de las 18.00 horas.