La verdad está en las cuentas

Cristina Viu Gomila
Cristina Viu CRÓNICA SOCIAL

MALPICA DE BERGANTIÑOS

29 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La Cofradía de Malpica se somete todos los años a la fiscalización del Consello de Contas. El último informe es el del 2014 y la situación ya es desesperada. Si habían contado con mantenerse con 3,7 millones de euros, solo consiguieron 3,1, lo que suponen una desviación de 600.000 euros, nada menos.

Una pésima gestión interna ha hecho que la que hace 20 años fuera la segunda lonja en venta de pescado del día en Galicia esté a punto de echar el cierre. Los números cantan y en ellos se puede ver como en los últimos diez años las cosas han ido de mal en peor. Sorprende que no hubiera una llamada de atención del Consello de Contas o de la Consellería do Mar, pero lo cierto es que tanto los directivos como los miembros de la cofradía de Malpica son suficientemente mayorcitos como para saber lo que ocurre cuando alguien no paga lo que debe. Lo saben los armadores que llevan un negocio y los marineros que pagan una hipoteca.

Las cosas son, por lo visto, muy diferentes cuando se trata del dinero de todos. A nadie le abrumó que durante mucho tiempo no pagaran a Portos la G 4, la tasa que corresponde por la venta en la lonja. Movían mucho dinero y eso supone una buena cantidad de tasas, por lo que rápidamente se llegó a la inasumible deuda. ¿Por qué nadie dio la voz de alerta? ¿No sabían que había que pagar un porcentaje por la comercialización?

Ahora está en manos del cabildo y del patrón mayor la responsabilidad de salir del atolladero. Unos abogan por declarase en quiebra y que un administrador se ocupe, pero los que están en contra temen que eso acabe con la liquidación de una cofradía nacida a principios del siglo pasado.

Volver a empezar es siempre muy difícil, sobre todo si se hace a costa de un patrimonio al que los marineros y armadores contribuyeron a lo largo de la historia, aunque en el caso de Malpica la aportación fue más bien parca.

Unos aseguran que si el cerco vuelve a vender en la lonja todo volverá a ser como antes. Mejor que no, mejor que paguen como lo han hecho los demás.

La cofradía de Malpica es como una familia de trabajadores que vive muy por encima de sus posibilidades, sin pagar el alquiler, permitiendo que los hijos se lleven la comida de la nevera y manteniendo a unos primos que están en paro.

El problema es que la Casa do Mar puede acabar convertida en un hotel. Quizá el patrón mayor ya pensó en eso cuando le dijo a la conselleira do Mar que habían pensado trasladar la cofradía a la parte alta de la lonja. Quizá no fue una llamada de auxilio sino una premonición. No hay más que ver las cuentas para darse cuenta de que no es una locura.