Los armadores son incapaces de encontrar los marineros necesarios

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado CEE / LA VOZ

MUXÍA

XESÚS BÚA

Solo en Muxía hacen falta una veintena de profesionales para cubrir los puestos

20 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Los armadores de Muxía, localidad que registra casi un 17 % de paro, se están topando con problemas verdaderamente serios para encontrar los marineros necesarios y cubrir así todos los puestos que tienen en sus barcos. De hecho ya hay pesqueros que están funcionando con la mitad de la plantilla que les haría falta, en otros han recurrido a la contratación de trabajadores extranjeros, y los empresarios hasta compiten entre ellos por retener a los profesionales disponibles.

«Estamos facendo auténticas peripecias. Eu a semana pasada incluso fun á oficina de emprego pedir que me mandasen mariñeiros. O que non é usual está pasando», dice el armador y concejal del PP Manuel Fandiño, que calcula que harían falta entre 20 y 25 trabajadores para cubrir las vacantes porque «ao que menos fáltanlle dous». En su caso, necesitaría ocho, está trabajando con cinco y en mes y medio, aproximadamente, se quedará solo con cuatro. La consecuencia directa de esto es que en lugar de largar cerca de 70 aparejos diarios, se tiene que conformar con unos 40, «e o día ten 24 horas igual, os gastos son practicamente os mesmos».

Fandiño atribuye esta carencia a que los datos de paro que se registran no son reales y no hay por tanto tanta gente dispuesta a trabajar como parece, al menos en este sector, en el que para él la actividad «é normal e corrente. Hoxe os mariñeiros non teñen callos nas mans, o que pasa é -añade- que todos queremos ser funcionarios».

«Modelo social»

El secretario de la cofradía, Nacho Castro, considera que todo responde al «modelo social» que se ha construido porque hay un número elevado de jóvenes que ni estudian ni trabajan y, entre tanto, falta relevo local en la pesca, pese a que se ofrecen todo tipo de facilidades para acceder a cursos y poder empezar.

Además, recalca que son puestos «moito máis que dignos» en los que se gana, de largo, más que, por ejemplo, como obrero de la construcción. Tampoco se trabaja como antes sábados y domingos y «entre as condicións meteorolóxicas, os TAC e demais un volanteiro, un palangreiro non chega a traballar 150 días ao ano», con lo que más de la mitad de las jornadas son libres, algo que casi no se da en ningún otro lado.

Castro tiene constatado que hay barcos que «precisarían oito homes e están traballando con catro ou cinco», y también que alguna empresa con tres pesqueros ha optado por amarrar uno de ellos y cubrir así las plazas en el resto.

«Xa pasou antes en outros sitios de Europa e imos camiño de que todo o que teña que ver co sector primario o teñamos que importar», asegura el técnico, que se muestra muy crítico con los responsables políticos por no prever, anticipar y saber reaccionar a tiempo ante este tipo de situaciones.

Su hermana Barca, que gestiona los pesqueros de la familia, no está tan de acuerdo respecto a las facilidades porque señala que para sacarse la libreta del mar «hai que ir 15 días a Ferrol», cuando antes se ofertaban esos cursos en las cofradías. En todo lo demás coincide y explica que ellos hace años ya que recurren a trabajadores indonesios, pero eso tampoco les soluciona la papeleta por completo «porque hai tempadas que marchan todos», fundamentalmente para el Gran Sol. «O mar dá penas, pero tamén dá alegrías. Xa foi máis duro do que é, e cando hai, cóbrase. Deulle e segue dándolle a vida a moitos pobos mariñeiros. Penso que tampouco [las autoridades] o estimulan nada. Eu teño a libreta do mar. Nunca a usei porque non me fixo falta, pero téñoa. Penso que moitos rapaces podían facer o mesmo e ir probar ao mar, como se fixo toda a vida», reflexiona la armadora.

En todos los sitios

La situación no es ni mucho menos exclusiva de Muxía. El propio Manuel Fandiño explica que tocó a sus contactos por otros puertos de la zona e incluso fuera deella, donde tiene amigos y conocidos, y constató que la situación es parecida en todas partes. «Chamei á confraría de Ribeira, coa que teño boa relación, e dixéronme: ‘Pídeme o que queiras menos mariñeiros’», relata.

El patrón mayor de Fisterra, Manuel Martínez Escarís, dice que su caso, de momento, las plazas existentes están más o menos todas cubiertas, pero en buena medida con extranjeros. No ocurre lo mismo que en Muxía donde ya está trabajan con menos marineros de los necesarios, pero sí se percibe igualmente esta falta de profesionales, especialmente de relevo local entre la gente joven. Resalta que son muy pocos los chavales de Fisterra que se deciden a iniciar una trayectoria en la pesca.

«Aquí os postos están cubertos, pero moito con senegaleses. En barcos hai un, dous, e incluso hai algúns que xa teñen a tripulación csse que enteira de mariñeiros senegaleses», concluye el patrón mayor fisterrán.