«Firmei unha autorización para que a miña neta entrara en Protección Civil»

Antonio Longueira Vidal
Toni Longueira CARBALLO / LA VOZ

MUXÍA

X. Ameixeiras

Familiares de los voluntarios de Protección Civil de la Costa da Morte condecorados a título póstumo en A Estrada hablan de su compromiso personal «polos demais»

30 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Sandra Rial Cortés tenía 20 años. Enrique Valiña Vázquez, 63. Y Josefa María Devesa Romar, 45. Residían en concellos diferentes y tenían ocupaciones profesionales diferentes, pero a los tres los unían dos colores: el azul y el naranja de sus respectivas agrupaciones de voluntarios de Protección Civil. Sandra, en Muxía. Josefa, en Laxe. Y Quique, en Ponteceso. Y aunque ellos ya no están en este mundo, su legado, sí. Los que los conocían y trataban a diario hablan maravillas de los ellos. Pero entre el sinfín de elogios destaca uno sobre el resto: «Solidarios». Y es que algo hay que tener cuando se está dispuesto, de forma altruista, a entregar su tiempo libre, dejar aparcadas sus aficiones o relegar un acto familiar para ir corriendo a atender un herido en accidente, consolar a una familia en una tragedia, participar en la búsqueda de un desaparecido durante horas o días, coordinar un dispositivo especial por las fiestas patronales o limpiar chapapote de un petrolero que se ha ido a pique. Y muchas veces su único premio es un bocadillo con un refresco o un chocolate caliente cuando hace frío.

En numerosas ocasiones el trabajo de Sandra, Quique o Josefa, como del resto de compañeros ha pasado y pasa desapercibido, hasta que hay que llamar al 112 por una emergencia. En el rural, en este rural de la Costa da Morte, hablar de los voluntarios de Protección Civil es hacerlo de los únicos equipos de emergencias existentes en un concello.

Por eso, el pasado sábado, en A Estrada había que homenajearlos. Reconocer su trabajo, su valía, su desparpajo. A diferencia de un funcionario, ellos no entienden de bajas laborales, de horarios, de sueldos, de derechos sindicales. Ellos están el tiempo que haga falta. Por eso era necesario reconocer y aplaudir el trabajo desinteresado de gente como Quique, Sandra o Josefa.

Adolfo Francisco Valiña, Paco, hermano de Enrique Valiña, quiso agradecer las muestras de cariño recibidas en A Estrada: «Foi todo moi emotivo. Encantoume ver tanta xente, moitos deles compañeiros do meu irmá». De su hermano, solo salen palabras de elogio: «Era unha gran persoa, foino sempre. Como traballador do Concello, como voluntario de Protección Civil. Lémbroo sempre como alguén solidario a quen lle gustaba axudar aos demais. Recórdanmo sempre no Facebook, onde sempre hai boas palabras para el». Pero este homenaje de sus compañeros en A Estrada le hizo sentirse especialmente feliz: «Foi fermoso. É un recoñecemento ao seu labor. A verdade é que estou moi orgulloso de Quique».

Todo un ejemplo

Antonio Cortés es abuelo de Sandra Rial Cortés que un tumor cerebral se llevó por delante cuando apenas tenía veinte años. Antonio también estuvo en A Estrada. Lo hizo con el traje de Protección Civil, agrupación a la que tantos años lleva vinculado: «Eu comecei co Prestige, e aínda sigo». Sobre su nieta, dijo: «Crieina cando tiña sete meses ata que tivo sete anos. Fixen de pai e avó dela. Entrou na agrupación de Protección Civil de Muxía con 15 anos e, aínda recordo, que tiven que firmar un consentimento porque era menor de idade».

Definió a su nieta como «unha rapaza entregada, que sempre estaba alí onde se lle precisaba». Cortés tiene una imagen grabada de ella: «Cando chegaban os do Samur a Muxía para participar na organización da Festa da Barca. Ela sempre estaba alí, axudando». Calificó a Sandra de joven valiente: «Se lle dicían que tiña que ir a tal sitio, ela ía, non tiña dúbidas». Pero hay recuerdos y momentos que a Antonio Cortés se le hacen un nudo en la garganta a la hora de referirse a su nieta: «Hai cousas das que prefiro non falar. Lévoas comigo. Quédome coas mostras de cariño na entrega de galardóns, dos amigos, da xente do pobo, dos compañeiros. Era moi amiga dos seus amigos. Quédome con iso».

En detalle

Josefa María Devesa Romar falleció el 4 de agosto del 2016 a los 45 años. Trabajadora del Concello de Laxe desde hacía diez años, estaba adscrita al departamento de Servizos Sociais, llevando el área del Servizo de Axuda no Fogar. También era una colaboradora activa en la agrupación de voluntarios de Protección Civil.

Enrique Valiña Vázquez, vicepresidente de Protección Civil de Ponteceso, falleció el 17 de julio del 2015 los 63 años debido a una enfermedad que le fue diagnosticada pocos meses atrás. Persona apreciada por sus compañeros, llevaba quince años en la agrupación local. Como voluntario obtuvo la medalla al mérito y a la constancia.

Sandra Rial Cortés falleció el 25 de mayo del 2014 como consecuencia de un tumor cerebral, según confirmó su abuelo, Antonio Cortés La joven, de 20 años de edad, residía con sus abuelos y formaba parte de la agrupación de voluntarios de Protección Civil de Muxía desde hacía cinco años. Antonio Cortés reconoció que para que su nieta entrara en la entidad muxiana tuvo que firmar una autorización al tratarse de un menor de edad.