El control de las verbenas levanta ampollas por el agravio entre fiestas

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado CEE / LA VOZ

MUXÍA

Ana Garcia

La presencia masiva de guardias en Suxo se tradujo en denuncias y una detención

23 jun 2017 . Actualizado a las 08:01 h.

La Guardia Civil ya avisó al principio de la campaña que la manga ancha se había acabado y que iban a estar especialmente vigilantes con el cumplimiento de la normativa en las verbenas. Sin embargo, la manera de llevar a cabo ese control ha levantado ampollas en algunas localidades, caso de Suxo en Muxía, donde vecinos y organizadores entienden que no se está tratando a todos por igual. Mientras ellos, con el Combo Dominicano de principal atracción musical el viernes, se toparon con un despliegue policial masivo, «que nin na guerra», en otros pueblos vecinos, con celebraciones idénticas, se permitió vulnerar los horarios y el jolgorio siguió hasta pasadas las siete de la madrugada.

La presencia policial, aunque no se produjeron incidentes graves, se tradujo en la interposición de denuncias por venta de alcohol a menores y la detención de un veinteañero, que supuestamente estaba profiriendo amenazas contra terceros e hizo caso omiso a los agentes.

El vicepresidente de la comisión -son cuatro hombres y dos mujeres que se reparten el trabajo y las responsabilidades-, Suso Domínguez, que para nada está en contra de haya una vigilancia en las verbenas, explica que tanto los organizadores como los asistentes entendieron que el despliegue de agentes fue «un pouco desmesurado todo» para «unha festa na que sempre houbo moita xente, pero tranquila e na que nunca pasou nada».

Contaron hasta 16 guardias del Servicio de Intervención Rápida (SIR) del instituto armado y cuatro agentes de paisano de la Policía Autonómica, además de las patrullas locales de la Guardia Civil. La comisión tenía concedida la ampliación de horario hasta las 04.30 horas, y aseguran que se cumplió dejando de servir, según lo establecido, pero tal presencia policial se dejó sentir y mucho en cuanto a afluencia. «A xente non estaba cómoda e comezou a avisarse entre ela polo WhatsApp co cal moita xa non vén», señala Domínguez, quien entiende que, en cierto modo, les «fastidiaron a festa».

«Nós falamos co mando deles e moi ben, un señor supercorrecto, moi educado, pero ver alí a toda esa xente con chalecos e armada como se fose unha operación antiterrorista -polo visto porque a festa estaba declarada de alto risco- non tivo moito xeito», añade.

Esta situación supuso que el empresario de Santa Comba al que le contratan la cantina desde hace años no facturó ni por asomo lo esperado y, además, ahora todos están con la incertidumbre de que va a ocurrir con las denuncias, que van contra el responsable de la taberna y la camarera que sirvió, pero tampoco excluyen del todo a la comisión.

El caso concreto de la venta de alcohol, según testigos presenciales se produjo sobre las 01.30 horas con la fiesta en su apogeo y la barra repleta de gente. La camarera habría servido, supuestamente, a una joven de 17 años y esta le pasó la copa a un adolescente de 13, momento en el que intervinieron los agentes sin uniformar de la Policía Autonómica.

El detenido habría empezado a correr, por lo que fue alcanzado y engrilletado por miembros del SIR, lo que generó también revuelo entre los asistentes.

Las celebraciones del fin de semana en la zona, más allá de la Suxo, supusieron, según algunas fuentes numerosos casos de intoxicaciones etílicas, aunque según señaló un portavoz oficial del Sergas en el hospital de Cee, no detectaron un incremento de atenciones al respecto.

Tráfico vigilará de manera especial el consumo de alcohol y drogas durante esta noche

 

 

El Subsector de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil de A Coruña, anunció ayer que, como ya hizo en años anteriores, va a incrementar durante estas fiestas las pruebas de alcohol y drogas, especialmente en las vías «que discurran por localidades en las que se celebran fiestas y otros eventos y, por ello, grandes desplazamientos». El objetivo, dicen desde Tráfico, es que nadie se ponga al volante si ha consumido sustancias que afecten «negativamente a sus capacidades para la conducción» y que puedan poner en riesgo tanto la propia integridad como la de terceros.

Recuerda la Guardia Civil que las multas pueden llegar a los 1.000 euros y la retirada de seis puntos e incluso, en los casos más graves, implican penas de cárcel de tres a seis meses, además de cuantiosas sanciones económicas. De ahí, la intención que tiene el instituto armado de «resaltar la incompatibilidad del alcohol y las drogas con la conducción» y las «fatídicas consecuencias» que puede acarrear.