La desidia política en algunos concellos

Antonio Longueira Vidal
Toni Longueira CRÓNICA MUNICIPAL

PONTECESO

SANTI GARRIDO

30 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Dos meses esperando por un pleno ordinario para que se liquide en dos minutos y medio. Ocurrió en Ponteceso el miércoles. Estas sesiones (6 al año) es la única herramienta que tiene la oposición para fiscalizar la labor de un ejecutivo. Y la del gobierno, para dar cuentas de su gestión. Ni lo uno, ni lo otro. Aquellos ediles del PSOE, APIN o BNG, que llevaban una retahíla de iniciativas cuando estaban en la oposición, se han pasado al «espérese usted dos meses más para contestarle». La excusa de que el PP no presentó sus preguntas por escrito no cuela. Y no será porque en Ponteceso haya temas que debatir. No hay presupuesto del 2017, pese a tener la mayoría absoluta. De A Ponte da Garga nada se sabe. De la deuda o del pago pendiente a proveedores no se habló nada este miércoles, como tampoco de la reforma de la Praza do Recheo. Tampoco la oposición está realizando su trabajo. Debería aprovechar la ocasión para exigir medidas o propuestas al ejecutivo local y no lo hace. Y pasa lo que pasa, unos por otros y la casa sin barrer. Y así, hasta mayo.

Pero no todo es cuestión de reloj. Ayer en Coristanco estuvieron una hora y diez minutos. Y más de lo mismo: si el puente de la autovía sobre O Outeiro, que la Xunta ha dejado claro, una y otra vez, que no lo construirá, o la misma reclamación de arreglo de los mismos viales que ya se formuló en enero. La chicha la pusieron Loli Taibo (Terra Galega) y Ángeles Gema Eiroa (PP) sobre los supuestos tratos de favor a vecinos en la entrega de alimentos de Cruz Roja por parte del Concello. La edila centrista dejó entrever que durante la etapa del PP se entregaban estas ayudas a personas cuyo poder adquisitivo distaba, y mucho, de estar en riesgo de exclusión social y con el único objetivo de recaudar votos. Una insinuación que provocó el malestar en el PP (negaron esta versión), que quisieron saber qué hace una persona a las once de la noche en un vehículo particular haciendo entrega de alimentos por Coristanco adelante. Si hubo algo de polémica vino por parte de los asistentes. Un vecino fue expulsado por increpar el alcalde, Amancio Lavandeira. Este vecino ya se la había jugado en enero, pero en aquella ocasión la jugada le salió bien y no recibió la tarjeta roja. Ayer el regidor cortó por lo sano antes de que la situación se le escapara de las manos.

Los ediles también hablaron de cómo fijar población en Coristanco, del arreglo de unas pistas de las que ya se había hablado en enero, de crear una normativa sobre el uso de purines (el PP ya dijo que votará en contra a la actual propuesta)... Pero del polígono, la deuda, el pago de facturas o del presupuesto del 2017, ni una palabra. Y a esperar otros dos meses.