Hormigueo fuera del estadio

Melchor

DEPORTES

17 sep 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Los 2.945 espectadores de asistencia al partido contra el Leganés del pasado domingo da para una nueva ración del recurrente debate sobre las persistentes bajas entradas en el Ángel Carro y de la escasa repercusión que genera el club en la ciudad. Un eco ridículo que no va a dejar de ser repetido hasta la saciedad en estas líneas, al igual que se realiza con más o menos acierto en otros foros futbolísticos de la ciudad. Una mentira repetida mil veces puede llegar a convertirse en verdad. No es así con la realidad. Es la que es. Y punto.

Y esta realidad se argumenta con reflexiones más o menos profundas que casi siempre dirigen los tiros hacia el mismo punto: que Lugo alberga una masa ciudadana mayoritariamente pasiva, escasa en movilización y dinamismo, ya sea para el deporte como para otro tipo de eventos. Cambiar este ritmo de vida cansino y oscuro que caracteriza a nuestra ciudad es misión imposible.

Pero más ligado con el ámbito deportivo, siempre se ha dicho que Lugo y futbol quedan reducidos a la asociación de ideas que generan Real Madrid, Fútbol Club Barcelona, barra de bar, cerveza y televisión de canales de pago por visión . Fuera de ese círculo, quedan los 3000 que bajan al Ángel Carro cada dos semanas para catar un lujo con fecha de caducidad, cada vez más fuera del alcance de urbes tan pequeñas.

Una encuesta llevada a cabo el pasado mes de junio por el Centro de Investigaciones Sociológicas (C.I.S.) del que se ha hecho eco recientemente la revista cultural digital Jot Down, confirma claramente esta tendencia. Con la cautela que hay que tomar este tipo de encuestas, señalaba a la provincia de Lugo como una de las tres en la que más seguidores culés y madridistas hay. Concretamente, el 67% de los encuestados afirmaba que su equipo favorito era el Real Madrid, por un 24% barcelonista. Únicamente escogían como favorito a un tercer equipo una minoría residual. Si bien es verdad que es tónica general a nivel estatal, en aquellas provincias con un equipo local potente las tornas cambiaban, y en las que no lo hay, no existe un apoyo tan masivo hacia los dos grandes como en la nuestra. Muy poco lugar para el orgullo por lo local.

El lucense tipo es un animal de costumbres completamente fijas e inalterables con poco margen para novedades. Y el paso del tiempo no hace más que reforzarlas. Y si hay que salir del bar para ver fútbol en directo, siempre quedará el estadio de Riazor.