«Nuestro carácter gallego va muy bien con el puesto de portero»

Pablo Gómez Cundíns
pablo gómez REDACCIÓN / LA VOZ

CDLUGO

Dani Mallo tiene contrato hasta diciembre con el Albacete, entrenado por el arousano Luis César

06 oct 2015 . Actualizado a las 11:09 h.

Debutó con derrota de las de remontada incluida ante el Leganés (3-2). Sin embargo, en la voz de Daniel Mallo Castro (Cambre, 1979) se intuye cierto tono de felicidad. Necesitaba volver a sentirse futbolista. Un clásico.

-La primera vez que usted estaba en el paro.

-Fue un verano duro. Una situación nueva para mí. Tras dejar el Lugo, y ves que los equipos empiezan a entrenar, se hace duro. Y a partir del 31 de agosto, ni te cuento. Menos mal que hay gente que me quiere muy cerca de mí y de ellos saqué fuerzas para seguir entrenándome con el Laracha. Gracias a eso, en Butarque me encontré bien. Con el mínimo competitivo. Luis César valoró mi trabajo. Y me pide lo mismo que Setién, que participe del inicio del juego.

-¿Era fichar o colgar las botas?

-Nunca me lo planteé. En Lugo me encontré bien y tenía la misma edad que ahora. Si se llega a prolongar mucho más allá de diciembre, pues... Pero no dejé de prepararme porque creo que estoy en el momento de seguir mi carrera. Y me demostré a mí mismo que puedo.

-¿Toma los tres meses como un ultimátum?

-No. Sé que llego al Albacete por las circunstancias [las lesiones obligaron a Luis César a utilizar cinco porteros en siete jornadas], pero tengo la palabra de que si todo va bien, seguiré. La presión y el estrés estaban en casa, sin tener nada que hacer.

-¿Fue clave en su carrera quedarse en el Deportivo?

-Ahora sé que el fútbol nunca deja de sorprenderte. Soy más maduro y sensato. Si me hubiese ido, todo hubiese sido diferente. Pero no me quedé por el tema económico, sino porque creía que podía afianzarme en el primer equipo. Y era el Dépor. Económicamente, con respecto a otros compañeros y a jugadores de mi edad en otros equipos, mi situación no era mejor. El Deportivo es algo que me falta por satisfacer. Me quedé a un solo peldaño. Esa confianza que tuvieron otros, no me la dieron a mí.

-¿Por eso emigró?

-Emigrar me sirvió para recuperar la autoestima deportiva. Aprendí que al fútbol se sigue jugando fuera de A Coruña.

-Hace unas semanas, se le volvió a vincular con el Deportivo.

-Me dio mucha pena que no se acabase firmando. Era una posibilidad. Creí que era el momento de cerrar ese círculo, de volver a aportar al Dépor lo que me dio. La opción era real, no me la imaginé yo. Me hice mi película, con mi hijo yéndome a ver a Riazor. Lo acepto, pero el Dépor tiene condicionantes sentimentales que no tienen otros. Y como ahora existen las redes sociales, el tema alcanzó mucha repercusión. Agradezco el apoyo espontáneo de la gente. Que después de tantos años, aún tengan ese sentimiento por mí...

-¿Cómo acepta un futbolista fichar para ser suplente?

-La experiencia te enseña a ver las circunstancias que rodean un fichaje. A veces, eres protagonista y a veces, no. Soy igual de realista en el Albacete. Que luego pase lo que pase. Cuando eres joven, idealizas ciertas situaciones... Pero ahora intento dignificar mi profesión en el rol que me toque. Me apasiona mi profesión.

-Galicia, ¿cantera de porteros?

-Los números demuestran que estamos entre los mejores. Y cada vez somos más. Nuestro carácter gallego va muy bien con el puesto de portero. Es de currante. Talento hay que tener, claro, pero quizás es el puesto donde menos desequilibra. Aquí prima el trabajo. Y eso me lo enseñaron mis abuelos y mis bisabuelos.