El técnico gallego está manteniendo en «play off» a un recién ascendido
27 ene 2023 . Actualizado a las 19:53 h.Han pasado ya más de doce años desde que Rubén Albés (Vigo, 1985), con solo 25, ostentara el honor de ser el entrenador más joven que dirigía un equipo de categoría nacional. Más de dos lustros durante los cuales aquel joven técnico desfiló por ocho clubes —Wydad de Casablanca (como ayudante de Benito Floro), Novelda, Eldense, Valladolid (primero en el filial y luego como segundo en el primer equipo, llegando incluso a ser interino), Celta B, UCAM Murcia, Hermannstadt y Lugo— antes de recalar en el Albacete. Una vez más, dejó su zona de confort. Abandonó la capital de la muralla para afrontar un reto. Coger el equipo que su tocayo De la Barrera había ascendido desde Primera RFEF. Un nuevo desafío para un entrenador al que la madurez le ha proporcionado «mayor humildad y adaptación», pero no le ha quitado ni un ápice de pasión y descaro en su fútbol. Así ha construido un Alba que tiene metido en play off de ascenso a Segunda. Un conjunto sin complejos, que trata de jugar al fútbol y que se asemeja a su técnico en una cualidad: «Es un equipo bastante canalla». El domingo (18.30 horas) se medirá en el Carlos Belmonte al Lugo, entidad a la que guarda especial cariño.
—Sextos en la clasificación y seis jornadas sin perder. El sueño está ahí.
—Sí y con cuatro victorias en ese período. Creo que no nos podemos quejar. Pero hay que ser realistas y mantener la cabeza fría. Nuestro objetivo sigue siendo la permanencia. Lograr los famosos cincuenta puntos cuanto antes y luego llegar lo más arriba que sea posible. Digamos que estamos en un buen momento tanto a nivel de confianza como de desarrollo del equipo y de lesiones. Así que trataremos de seguir aprovechando la inercia.
—¿Cómo se consigue tener al club con segundo presupuesto más bajo de la categoría tan arriba?
—Lo primero es que tus futbolistas tengan talento. Si no, poco puedes hacer. Tengo muchos jugadores que quizá carecían de nombre o que venían de Primera RFEF. Pero son buenos futbolistas, trabajadores, con ganas de reivindicarse, y lo están haciendo.
—¿La afición es consciente del mérito o sueña con volver a Primera?
—Desde la última temporada en Primera llovió. Los últimos años, el club lo pasó mal, con ascensos y descensos… Y, ahora, pues noto a la gente ilusionada. Sin exigencias, pero dándolo todo.
—¿En qué se parece y en qué ha cambiado el Rubén Albés que empezó en el Burjasot al actual?
—Mantengo la pasión por amar el fútbol, por trabajar, por las personas, por buscar soluciones… Me he vuelto más adaptativo y más humilde. Más estable emocionalmente ante el estrés de dirigir un equipo de fútbol. Cuando era más joven o el año pasado, cuando comenzaba en el fútbol profesional español, me mostraba más dogmático en la manera de entender el juego y comprendía menos al jugador, lo que necesitaba para rendir… Creo que ahí he ganado.
—Resulta curioso que diga que ahora es más humilde, cuando está en la cima de su carrera.
—Estoy arriba pero creo que, cuando la trayectoria se va llenando de experiencia, se relativiza todo más, abres la mente y te vuelves más humilde.
—Cuando firmó, ¿se imaginaba un Albacete sexto?
—Ni yo, ni los futbolistas, ni el club, ni la propia afición. Cuando uno asciende sabe que lo normal es que dos de los cuatro que han subido, bajen y los otros dos se mantengan a duras penas o en mitad de la tabla. Así que, sin perder la perspectiva, como le decía, disfrutemos. El dinero no siempre lo es todo, y si luchamos, no somos inferiores a nadie.
—¿Y cómo se convence de eso a los jugadores?
—Creo que igual que hay que ser humildes, debemos tener autoestima. Tenemos nuestro way, nuestra manera de hacer las cosas. Eso es lo que nos hace fuertes; ese punto canalla que tenemos.
—Como el entrenador.
—Sí, el entrenador siempre ha sido un poco canalla y este equipo tiene unos cuantos que o ya lo eran o lo están empezando a ser. Podríamos decir que este Alba se parece mucho a mí, es un equipo bastante canalla. Que si hay que ir arriba con todo se va. Pero también sabe adaptarse a otras situaciones.
«Tino Saqués me parece muy buena persona y un gran presidente; apostó por mí y le debo mucho»
Rubén Albés se enfrenta a su exequipo y lo hace con cariño. Hacia él, hacia su gente y, sobre todo, hacia su presidente, Tino Saqués: «Me fui porque, si usted mira mi trayectoria, nunca he sido de estar mucho tiempo en un sitio. Me he caracterizado por tomar decisiones y, en muchos momentos, arriesgar. Empecé joven, me siento joven y me gusta afrontar nuevos retos. Pero de Lugo me fui muy bien».
—Tiene mérito irse usted y que no lo hubiera echado Saques, un presidente de gatillo fácil. ¿Cómo consiguió esa conexión?
—Siendo sincero con él, dándole mi opinión en cada momento y, bueno, también sacando resultados. Me parece muy buena persona y un gran presidente. Si no fuera por él, que apostó por mí, quizá ahora no estaría en el fútbol profesional en España. Así que le debo mucho.
—¿Por qué está tan abajo en la clasificación el Lugo?
—Permítame que no le responda. Ese análisis lo tienen que hacer el entrenador y la dirección deportiva . Solo puedo decir que me gustaría que estuviera más arriba.
—A sus 37 años sueña con entrenar a... Venga, no se corte.
—Soy poco soñador. Quiero seguir siendo entrenador profesional, ganar partidos, evolucionar... No soy un tipo que diga quiero llegar aquí. No. Me conformo con disfrutar el día a día. Claro que uno ambiciona entrenar en la mejor Liga del mundo, pero ya se verá a dónde llegamos.
—Con lo joven que es ha tenido oportunidad de pasar por los mejores clubes gallegos: entrenó al Celta B, al Lugo y tuvo posibilidad de recalar en el Deportivo.
—Yo ya dije que no iba a entrenar nunca al Deportivo. Es un club enorme y con una masa social enorme. Pero cuando uno nace y es del Celta desde pequeño... Ni yo entrenaría nunca al Dépor, ni creo que un deportivista de cuna accediera a entrenar al Celta.
—Hablando de sentimientos, ¿qué le parece el regreso de Lucas?
—Me parece un caso precioso. Un futbolista al que el sentimiento le mueve más que otros aspectos. Ha buscado su felicidad y ha habido ganancia por las dos parte. Probablemente, sea el mejor futbolista de Primera RFEF y de los mejores de otras categorías.