Derrota con fidelidad a un estilo

I. MEITÍN BUJJÁN

CDLUGO

César Quian

En el segundo partido de Trashorras, el Lugo se expuso a la goleada cuando se quedó con diez siguiendo con su plan de iniciar los ataques en su área

03 mar 2024 . Actualizado a las 22:54 h.

Roberto Trashorras ha llegado al Lugo con un modelo claro y no piensa renunciar al mismo por mucha clase que tenga el rival y muy adversas que sean las circunstancias. No hay más que ver el derbi de Riazor. Prometió un equipo osado ante el Deportivo, lo compuso apostando por el mismo dibujo táctico que el día de su estreno ante el Fuenlabrada, y no modificó el plan ni siquiera cuando su equipo se quedó en inferioridad a sabiendas de que se exponían a una goleada. Tras la expulsión de Alberto López, el conjunto lucense se mantuvo en sus trece de avanzar desde su área con el balón controlado y cada error fue penalizado por un Deportivo que se encarama al liderato del grupo en modo apisonadora.

En una clara declaración de intenciones, Roberto Trashorras juntó en el once a sus dos futbolistas con más guerras a sus espaldas y, posiblemente, los de mayor calidad técnica. Fran Mérida, el ex del Arsenal y el Atlético de Madrid, entre otros, fue la única novedad en la alineación con respecto al partido anterior. Su misión era fabricar fútbol junto a otro viejo roquero del fútbol español, Jozabed Sánchez, con más de 100 partidos en Primera en las filas del Rayo Vallecano —donde coincidió con su actual entrenador— y el Celta. La afición aplaudía la decisión del técnico, pero el naufragio fue inevitable a pesar de arrinconar al Dépor en diferentes fases del encuentro.

Se podía intuir la entrada en el once de Fran Mérida, pero no se imaginaba que el sacrificado fuera el pichichi de la plantilla, Willy Ledesma, que en Riazor marcó su octavo tanto en el presente campeonato. Roberto Trashorras se inclinó por Antoñín como hombre más avanzado y por desplazar a Nacho Quintana al costado zurdo. Este último dio la talla en esa posición, pero Antoñín no fue el puñal que creía su entrenador. Se esforzó, pero lo mejor que hizo fue provocar una tarjeta a Dani Barcia. Tuvo una buena ocasión para marcar en un gran centro desde la derecha de Carlos Julio, pero, un poco forzado, no tuvo precisión en su testarazo.