«Traducir la Casa de las Ciencias es como cambiar una marca ya instaurada por otra desconocida»

A CORUÑA

09 ago 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

A Coruña | Un libro solicita firmas en el Museo Arqueológico San Antón para declarar la torre de Hércules patrimonio de la Humanidad. Se piden nombre, DNI, firma y lugar de residencia. Si miramos a estos últimos, la lista apenas cuenta con localidades gallegas. Madrid, Murcia, Barcelona o León son algunas de las últimas inscripciones. De ello se deduce que un porcentaje muy alto de los visitantes del museo vienen de fuera de Galicia.

A estos visitantes los saluda un letrero trilingüe sobre el castillo. Gallego, castellano e inglés son los idiomas. Sin embargo, una vez en el interior, todos los indicadores aparecen escritos exclusivamente en gallego. Sólo en algunos casos las vitrinas incluyen inscripciones bilingües. De este modo, los no gallegos tienen que intuir qué es una capela, un foxo o un valado de mampostería.

Otro de los museos emblema de la ciudad, la Casa del Hombre, recibía ayer la afluencia de 1.000 visitantes, en su mayoría foráneos. En la primera planta, varios tableros explicativos surgen en castellano con una llamada al final con la leyenda «entre nós» escrita en gallego y que complementa con información diferente al texto principal. Sin embargo, en las plantas superiores predominan los textos bilingües en gallego y castellano, si bien todas las numerosas citas de autores repartidas por el edifico (de James Joyce a Umberto Eco pasando por Napoleón Bonaparte) se recogen en la lengua de Cervantes.

Continuando por la ruta de los museos científicos, llegamos al Aquarium Finisterrae, donde el idioma predominante en la mayoría de las salas es el castellano. Apenas existen unas llamadas, escritas en gallego sobre un fondo amarillo, hechas también a modo de complemento de la información principal. El único lugar en el que se apuesta por lo bilingüe es en la terraza de las focas, donde las explicaciones sobre la fauna se ofrecen en ambos idiomas.

El recorrido termina en la Casa de las Ciencias, en la que planta a planta se varía el criterio idiomático. En la baja, el monopolio del castellano es total; en la segunda y la tercera se apuesta por la opción bilingüe; y en la tercera incluso se recurre al inglés.

Nomenclaturas

La Casa de las Ciencias ha sido objeto, esta semana, de otra nueva polémica respecto a su posible cambio en su nomenclatura. En zonas de la ciudad ya ha aparecido como «Casaciencias» y, desde los sectores nacionalistas del Ayuntamiento, se propone el nombre de «Casa das Ciencias». Los ciudadanos vacilan entre la desidia y el escepticismo. «¿La verdad? Yo creo que no lo van a cambiar, está tan arraigado el nombre que es imposible que lo hagan», explica Ramón Penela.

«Es un cambio insignificante -piensa Domingos Álvarez-.?Lo pongan como lo pongan, todo el mundo lo va a entender igual. A mí me da lo mismo». María Cernadas ve con buenos ojos la galleguización del nombre del museo: «Pienso que es mucho mejor en gallego. Los catalanes también lo hacen y mira qué bien les va. Nosotros deberíamos hacer lo mismo». Esa opinión choca con la de Isabel Jorge: «Mira, soy votante del BNG, pero estoy en contra de que se llame Casa das Ciencias, porque ya es un referente. Así es como se la conoce en todas partes, es como si cambiamos una marca ya instaurada por otra desconocida», dice.

«Yo soy poco amigo de los cambios y, en este caso, no creo que sea necesario, porque esto debe hacerse con normalidad y no forzándolo», sostiene Paulino Sainz. «No debe hacerse de este tipo de cosas -continúa- un caballo de batalla. Estas historias me parecen politiquilla con la que evitar entrar en las cosas realmente importantes».