Descifrando el ADN coruñés

Francisco Espiñeira Fandiño
Francisco Espiñeira CRÓNICAS DESDE LA TORRE

A CORUÑA

14 may 2012 . Actualizado a las 18:10 h.

El Ayuntamiento coruñés dio el pasado viernes un salto hacia delante: el alcalde tiró de sus galones en el PP para sentar en torno a la misma mesa a todas las administraciones relacionadas con la ciudad, desde la Xunta al Consorcio As Mariñas, pasando por el Puerto y la Delegación del Gobierno central. El objetivo es loable. Se trata de construir una hoja de ruta común sobre las inversiones de la ciudad, su estructura productiva y las posibilidades de diferenciarse de otras urbes similares. La receta no es nueva. Ciudades como Bilbao, Vitoria o Málaga, con modelos de desarrollo elogiados y premiados a todos los niveles, llevan años practicando esta manera de planificar.

Carlos Negreira ya esbozó en la campaña electoral esta idea. La bautizó como «La Coruña 20&20» y dijo que en su proyecto tendrían cabida las opiniones de todos los interesados en conseguir una ciudad mejor. Ese plan fue uno de los ejes de su campaña electoral y lo reiteró en todas sus reuniones sectoriales previas.

Varias son las cuestiones que el gobierno local habrá de aclarar con precisión para disipar cualquier duda sobre la utilidad de la medida. La primera de ellas pasa por la elección de un equipo de expertos contrastado. La apuesta municipal de contar con los mejores es arriesgada. Buscar fuera el talento puede generar agravios. Y también olvidar ciertas singularidades de la ciudad y su comarca que no son fácilmente percibidas por las personas de más allá del Pasaje.

Un segundo aspecto, más fundamental si cabe, será el consenso en las conclusiones. Para que el plan de futuro tenga recorrido, será inevitable contar con el respaldo de la oposición. El juego democrático genera alternancias que ya han dado al traste con muchos proyectos clave para la ciudad. Y esas discrepancias se trasladan a propuestas tan importantes como la intermodal, el papel de Alvedro y su nueva terminal, los accesos a la ciudad y otras cuestiones menores, como el Parrote o la reforma de La Marina, que han sufrido toda clase de vaivenes, no siempre afortunados, por cierto.

Por eso, ese equipo de sabios tendrá que escuchar a todos los sectores y conseguir que sus ideas seduzcan a la mayoría de los coruñeses, diseñar una hoja de ruta que genere el máximo consenso posible y prever las inversiones conforme a la situación económica, que no es muy boyante. Lo contrario será tirar 900.000 euros en dos años. ¿Recuerda alguien el plan Bofill?

Los sabios elegidos habrán de convencer a la mayoría. Lo contrario será tirar 900.000 euros

El pacto del Macondo no se llegó a formalizar el jueves

Macondo, el pueblo imaginado por García Márquez, se traduce del griego como «acercándose». Los representantes de las tres corrientes del PSOE eligieron el café del mismo nombre para intentar pactar una lista para el congreso provincial en el que habrá tres listas, la de Fran Caamaño, la del alcalde de As Pontes, Valentín González Formoso, y la de José Manuel Lage Tuñas. La buena voluntad saltó por los aires. El margen entre continuistas y críticos es de 15 votos a menos de mes y medio para el congreso local, la madre de todos los congresos.