Eduardo, no apto para hipocondríacos

Toni Silva OZA-CESURAS / LA VOZ

A CORUÑA

Asmático, hipertenso, diabético y portador de un marcapasos, este vecino de Oza-Cesuras espera ahora para ser operado de cáncer de próstata

21 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

El historial hospitalario de Eduardo Villar podría equivaler a un manual de medicina. A sus 58 años ha pasado largas etapas ingresado por muy diversos problemas. Ahora, a las puertas de unas Navidades que esperaba tranquilas y sin sobresaltos más allá de la rutina de sus ocho pastillas diarias, se ha encontrado con una nueva vuelta de tuerca a su machacada salud. Y no con un argumento baladí. Andrés tiene cáncer de próstata, un órgano que ya le obligó recientemente a pasar por quirófano por una inflamación.

Natural de Conxo, en Santiago, este vecino de Oza-Cesuras relata sus dolencias como si de una profesión se tratase: «Eu son hipertenso e diabético». Toma aire porque sabe que la lista es larga. «Tamén son asmático e levo marcapasos e fun operado para me reconstruír o tímpano e...». Aquello supuso siete horas de operación. Las infecciones respiratorias son frecuentes, y también le han obligado a largas estancias hospitalarias. «Aínda que xa levo ano e medio sen ir por iso pero...», explica. Ese «pero» es una alusión al cáncer recién diagnosticado. «Dixéronme que chamarían pronto para darme unha data pero xa van dous meses», se queja.

Antecedentes familiares

En el 2012 fue operado por una prostatitis. «Pensei que me quitaran toda a próstata, pero se ve que non», dice Eduardo, especialmente preocupado cuando recuerda que dos de sus hermanos fallecieron de cáncer. Por eso ha intentado acelerar su proceso. «Intentei contactar coa subdirectora de Calidade do Paciente, Clara Olveira, pero non pasei da súa secretaria», explica.

Pese al frío invernal y a su catálogo de dolencias, Eduardo viste una simple camisa al tiempo que su interlocutor va con varias capas, abrigo y bufanda. «Aínda non che contei o da diabete», dice. Se la detectaron en el hospital cuando estaba ingresado por otro motivo. «Atacoume ás pernas e tiven que estar dous meses en cadeira de rodas». Necesitó entonces acudir al hospital de Oza para su rehabilitación así como en la Unidad de Dolor.

A las ocho pastillas diarias añade de este modo dos pinchazos para domesticar la diabetes. «E agora o cancro, iso si que me quitou o sono, estou bastante deprimido e gustaríame que me operaran xa». Desde el Sergas apunta que todo va según los plazos previstos.

Eduardo dedicó su vida profesional a la hostelería y la construcción, con largas etapas en la emigración suiza, donde enviudó. Lo cuenta mientras desenfunda un paquete de tabaco. El periodista le pregunta por la incoherencia entre el vicio y su diezmada salud. «Xurei que cando me chamen para operar o deixo, palabra», asegura.