Rafael Hervada Sandeliz

Eloy F. Corral IN MEMORIAM. DÉCIMO ANIVERSARIO

A CORUÑA

21 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

CLe conocí un verano cuando me planteaba, sin entusiasmo, iniciar la carrera de Medicina, tras una amarga renuncia a mi vocación, truncada por una insospechada limitación visual.

Mi padre, con sensatez, me sugirió que antes de tomar una decisión, asistiera como observador a la autentica realidad de la profesión en la clínica médico quirúrgica de un amigo cuyo perfil humano y profesional estimaba idóneo: el doctor Rafael Hervada.

Me recibió en su despacho de antiguo sanatorio de Cuatro Caminos sonriente y efusivo con un campechano «hola colega» que fundió el hielo de la inseguridad y confusión de mis diecisiete años.

Aquel verano aprendí algo mucho más importante que medicina. Era reconfortante la apasionada entrega con que pasaba visita. Concienzudo, pero desenfadado y divertido. Comencé animoso los estudios. Fue una afortunada elección.

Muchos años después volví a coincidir con el doctor Hervada. Ahora como colaborador en el Hospital San Rafael.

Al rememorar su figura, desde la perspectiva de las experiencias vividas en otros ámbitos, Rafael Hervada adquiere una relevancia singular cuya dimensión trasciende al análisis convencional mediante el que solemos juzgar la notoriedad de los mejores de entre nosotros.

De incuestionable brillantez intelectual, e innata bonhomía era ante todo un espíritu libre e inconformista. De simpatía arrolladora fue espejo de la contagiosa alegría de vivir. Nada humano le fue ajeno.

Su genio hizo compatible un talante tan liberal con el ejercicio ordenado de su profesión y el desarrollo de sus dotes excepcionales como emprendedor y líder carismático.

Adoptó como valores cardinales aquellos que admiró desde su niñez en su pasión por el deporte: nobleza, solidaridad y superación

Creativo, audaz, querido y respetado, supo aunar voluntades y entusiasmar con innovadores proyectos.

Consciente también, como todos los hombres valiosos, de sus limitaciones, seleccionó a la persona idónea para compartir la responsabilidad de sus grandes ilusiones: el Hospital San Rafael y el prestigioso Premio a la Investigación Biomédica que lleva su nombre. Fue así como dos personalidades dispares, el juicioso pragmatismo analítico de la economista Benigna Peña, hoy exitosa continuadora al mando de la institución, y la lúcida intuición de Rafael Hervada, integraron una afortunada simbiosis, cuyos resultados son patentes.

Al conmemorar este décimo aniversario del fallecimiento del doctor Rafael Hervada Sandeliz, quisiera que estas líneas, escritas con la elemental espontaneidad del emocionado recuerdo, sirvan de sencillo homenaje al hombre admirable que fue.

«Un coruñés de pro» que amó a su ciudad, a sus gentes, legó su inestimable aportación a la sociedad y, sobre todo, dejó testimonio sin par del arte de vivir en un mundo mejor.