Una nueva forma de gobernar

Francisco Espiñeira Fandiño
Francisco Espiñeira CRÓNICAS DESDE LA TORRE

A CORUÑA

14 jun 2015 . Actualizado a las 12:35 h.

Empieza la gestión. Tres semanas después de que las urnas dictaran sentencia para los próximos cuatro años, Xulio Ferreiro tomó posesión ayer con el apoyo de los seis ediles del PSOE y la concejala del BNG. Hoy, el primer acto público del alcalde será un homenaje en recuerdo de la matemática María Wonenburger, catedrática universitaria, matemática y pionera, de cuya muerte se cumple el primer aniversario. No hubo grandes sorpresas en el discurso del nuevo regidor tras recibir el bastón de mando de manos de Carlos Negreira, su antecesor y presidente de la mesa de edad. No faltaron los recuerdos a Domingos Merino, el primer alcalde nacionalista de la ciudad, ni tampoco los guiños a lo que el nuevo alcalde llama «concellos rebeldes». Repitió los gestos de otras ciudades, como el acto público y el ofrecimiento a los ciudadanos del bastón de alcalde. Si se repasan los discursos de otros regidores anteriores, no faltan tampoco la intención de aumentar la participación ciudadana en las decisiones y, sobre todo, el afán por no defraudar a sus votantes. Pero esos primeros pasos no se conocerán hasta el lunes, cuando se empiece a trabajar de forma oficial en el futuro de la ciudad. En la mesa esperan asuntos urgentes, como la demolición parcial del edificio Fenosa sobre los que trabajar y acreditar esa voluntad de transformar las fórmulas de gobierno.

El futuro de PP y PSOE. La Marea tendrá que hacer frente a una difícil situación. Gobernará en minoría por primera vez -Francisco Vázquez lo hizo de forma nominal tras cesar a tres ediles en 1986- y sus planes dependerán de la capacidad de entenderse con el PP y/o el PSOE. De momento, sus respectivos cabezas de cartel, Negreira y Mar Barcón, seguirán al frente de sus grupos contra pronóstico y no se sabe por cuánto tiempo. En el caso del PSOE, la rendición inicial garantizando la investidura de Ferreiro ha generado las primeras dudas. Para marcar distancias, la portavoz socialista impuso en la ceremonia de ayer más protocolo del deseado por la Marea. Pero no parece suficiente un gesto menor para demostrar esa vocación de control férreo. Arranca un nuevo tiempo para todos.