«Me tocó a mí, pero no lo digas a nadie»

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Oficina donde se selló, en el 2005, una primitiva de 5 millones.
Oficina donde se selló, en el 2005, una primitiva de 5 millones.

Muy pocos agraciados por la lotería celebraron en público su entrada en el «club de los millonarios»

23 oct 2021 . Actualizado a las 13:52 h.

La inmensa mayoría se quedan calladitos. Lo celebran en la intimidad y cuando salen a la calle silban hacia arriba. Muy pocos han sido los agraciados por un premio millonario de la lotería que hayan ventilado su fortuna a los cuatro vientos. Algunos de ellos solo se lo confiesan al lotero que les vendió el décimo o el boleto. Eso sí, les piden que por nada del mundo desvelen su identidad. Como Berta García, que en el 2009 selló una primitiva de 1,3 millones y el agraciado se presentó a los tres días del sorteo en su administración solo para decirle: «Me tocó a mí, pero no se lo digas a nadie». Y Berta, dice, se llevará el secreto a la tumba.

El último millonario de la lotería en la ciudad se llevó 5,7 millones por acertar los seis números de la Primitiva. Fue hace una semana en la administración de Monelos. La lotera, Vanessa Rubio, no tiene ni la más remota idea de quién fue el agraciado. este fue el último, pero repasemos los mayores premios que trajo la lotería a la ciudad.

los orígenes

Del forastero que se fue a Cuba al periodista visionario. A poco de comenzar el siglo XX, en 1903, tocó el primer gordo en Galicia, que fue para A Coruña. Eran cinco millones, una importante suma en aquella época. Tras las pesquisas de la prensa local, pronto se supo que el dinero era para un forastero que partió en el vapor-correo Alfonso XII con rumbo a Cuba.

No hubo más suerte hasta 1952, cuando las seis series del gordo de Navidad fueron adquiridas en Madrid para repartir entre los funcionarios de la Delegación de Abastecimientos y Transportes de A Coruña. En total, fueron 90 millones de pesetas (540.910,89 euros). Este premio tuvo su anécdota. El periodista coruñés Blanco Díaz, días antes del sorteo, escribía una columna en La hoja del Lunes en la que adivinaba el número ganador.

A Coruña se conmocionó el 22 de diciembre de 1958. Seis de las siete series del gordo de Navidad habían sido vendidas en El Gato Negro, en San Andrés. Preguntado el lotero sobre el agraciado, dijo desconocerlo. Siete días después del sorteo, las seis series (180 millones de pesetas de la época) eran depositadas en la central del Banco Pastor. La prensa investigó y entrevistó a un hombre que conocía al propietario. Dijo: «Puedo asegurarles que toda Galicia saldrá beneficiada». Era Barrié de la Maza.

los noventa

La primitiva y la bonoloto. Lotería de Navidad aparte, desde que comenzaron los nuevos sorteos de la primitiva o de la bonoloto, la ciudad se llevó una docena de grandes premios. En 1991, caía el primero. Se trataba de una bonoloto de 2.608.000 euros. Al año siguiente, una primitiva dejaba en General Sanjurjo la nada despreciable cantidad de 3.810.000 euros. En 1995, otra primitiva convertía en millonario a un coruñés, con 3.846.000 euros. Tuvieron que pasar tres años en blanco para que la suerte dejara en Novoa Santos 4.411.000 euros, justo el doble que en la bonoloto del 2000.

peluquera millonaria

El primer gran premio de la primitiva cayó en Peruleiro. Verano del 2001. Cerca del estadio, en una librería cuyo nombre revela su ubicación -Peruleiro-, se despacha un billete de la primitiva. Nada especial: una sola apuesta, automática, de esas en las que la máquina decide los números por uno. Nada del otro mundo, excepto porque a los pocos días, el domingo 12, ese boleto es premiado con el bote: 5.042.491,56 euros. Durante los primeros días, nada se supo del afortunado. Pero había tanta gente investigando, que al final se terminó poniéndole cara a la nueva millonaria. Era la peluquera del barrio llamada Loly. Cuando se descubrió el pastel, ella no quiso hablar. Lo hizo uno de sus hijos: «Mi madre es una persona del barrio de toda la vida y esto la ha cogido por sorpresa. Ella no quiere cambiar de vida y quiere seguir con su trabajo». Una semana después, la peluquería Loly, de la calle Manuel Deschamps, echaba el cerrojo para siempre. «Pues siguen haciendo una vida normal y ella aún viene por aquí bastante a menudo a sellar boletos», cuentan los loteros de Peruleiro.

El boleto perdido

Diez millones que nadie sabe a quién tocaron. El más grande de todos los premios se lo llevó una persona que en mayo del 2005 selló un gordo de la primitiva en O Temple agraciada con nada menos que 9,7 millones de euros. La lotera Encarnación Iglesias, del bar las Gaviotas, fue la que selló el boleto y a día de hoy no sabe a quién le tocó.

Otro de los grandes premios fue sellado por Sonia Esperante, de la administración número 23. Nada menos que 6,8 millones en una primitiva. Tampoco nadie apareció por allí para confesar su suerte.

El Filón de Oro repartió otro premio de 5 millones en octubre del 2003.

La bonoloto no dio tantos millones, pero sí hizo muchos millonarios en la ciudad. Aparte de los 5,7 que a alguien le tocaron la semana pasada en Monelos, otros premios fueron para otros barrios en la última década. Así, el 27 de enero del 2014 la administración de la plaza de María Pita entregó 1,7 millones.

Pero la más comentada fue, sin duda, la primitiva de 4,7 millones perdida en la plaza de San Agustín y reclamada como propia por cerca de 300 personas.

los afortunados del juego los mayores premios en la ciudad