En la muerte de don Rafael Taboada Vázquez

José Mª Fuciños OBITUARIO

A CORUÑA

21 abr 2016 . Actualizado a las 07:39 h.

Todas aquellas personas que lo han conocido y han tenido el privilegio de tratarlo coinciden en que don Rafael Taboada, abad de la Colegiata recientemente fallecido, era un claro exponente de un sacerdote abierto a todos, muy receptivo, con un claro don de gentes y dotado de una personalidad atrayente en medio de un mundo que con frecuencia no valora suficientemente los valores humanos de los que don Rafael era un magnífico portador. Sin duda alguna, el abad Taboada será siempre recordado como lo que realmente era: un sacerdote de nuestro tiempo con una entrega apasionada a su ministerio, que se hizo querer por tantas personas que pudieron compartir con él una buena amistad y unos mismos valores.

Rafael Taboada en la Colegiata de A Coruña.
Rafael Taboada en la Colegiata de A Coruña. xosé castro

La larga vida de don Rafael puede caracterizarse por su gran amor a la Colegiata coruñesa, a la que sirvió en cuerpo y alma. Su entrega a la iglesia Colegiata se hizo patente en tantas realizaciones que embellecieron el hermoso templo coruñés. Él logró que su Colegiata fuese admiración no solo de los coruñeses, sino de tantos visitantes que acuden a contemplar la belleza de nuestra iglesia románica.

Como fruto de esta dedicación, surgió por iniciativa de don Rafael el Museo de Arte Sacro de la Colegiata, que alberga una notable colección de orfebrería religiosa en un espacio arquitectónico digno de todo elogio.

Por otra parte, la gran actividad desarrollada en tantos años se refleja en infinidad de celebraciones eclesiales de todo índole: bautizos, primeras comuniones, bodas, exequias y bendiciones de locales. Todo ello nos habla elocuentemente de un sacerdote entregado a su ministerio, trabajador infatigable y de la gran simpatía que le caracterizaba.

Claro que echaremos de menos su buen hacer, su bondad, optimismo contagioso y su elegancia sacerdotal. Nuestra ciudad pierde uno de sus más destacados valedores, siempre abierto a los intereses de la comunidad.

Se nos ocurre, para terminar, una doble petición a quien corresponda: una calle para don Rafael y una figura de este gran sacerdote en el belén municipal del Ayuntamiento.