Los conductores obvian la nueva regulación de tráfico en la Maestranza

E. E. A CORUÑA

A CORUÑA

Uno de los muchos coches que ayer pasaron en dirección prohibida por la Maestranza.
Uno de los muchos coches que ayer pasaron en dirección prohibida por la Maestranza. César Quian

Los coches seguían pasando ayer en gran número por las vías ahora prohibidas

04 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

De un día para otro el Ayuntamiento repintó la señalización viaria en la Maestranza y cambió los sentidos de circulación en varias calles, afectando sobre todo a la principal, Maestranza, la que va desde el Rectorado hacia Puerta de Aires. Muy pocos conductores se enteraron de esas modificaciones, que ayer se hicieron efectivas sin que hubiese en la zona una constante presencia policial para informar a quienes llegaban en coche a ese lugar.

Unos minutos después de las doce de la mañana un camión de una empresa que presta servicio a Emalcsa -la compañía municipal de aguas-, una furgoneta de Correos y dos turismos pasaban con total tranquilidad en dirección prohibida. Aunque la zona no es muy frecuentada, en apenas diez minutos una veintena de vehículos hicieron el mismo recorrido, todos ellos incumpliendo la nueva normativa. En todo ese tiempo solo un conductor hizo uso correcto del carril, con la suerte de no encontrarse a nadie de frente.

Hubo problemas a la hora de la salida de los colegios, con un autobús bloqueado por coches que circulaban en dirección contraria, y otras múltiples confusiones provocadas porque la señalización con pintura en la vía no coincidía con la vertical.

Según fuentes de la Policía Local, gran parte de las dificultades se produjeron por la falta de coordinación con el área de Mobilidade Sostible, que no les habría comunicado los cambios. Es más, algunos agentes advirtieron que no podían multar a los infractores ya que la señalización de la zona era contradictoria.

«Esto es un desastre», cuenta un hombre que logró aparcar tras meterse en dirección prohibida. Se refería a que no se entiende la señalización. Así, los que llegan desde San Carlos pueden seguir recto en el Rectorado o meterse hacia Metrosidero. Eso sí, la vía se estrecha -pasa de dos carriles a uno en ese punto- sin que a los conductores les quede muy claro que pueden seguir. La mayoría, ante la duda, tiraban a la derecha, hacia Metrosidero, por una bajada que es ahora de doble dirección.

Lo que no se puede es hacer lo contrario, salir de Puerta de Aires y seguir recto. Hay que desviarse por Campo da Estrada hacia Metrosidero, saliendo de nuevo hacia el Rectorado. Sin embargo, ayer la inmensa mayoría hacía caso omiso de esa nueva norma, primero por falta de costumbre, y segundo porque la señalización resulta confusa. Solo una valla de obra con una señal de prohibido el paso, situada en un lateral de la calzada, marca ese veto, que para muchos no tiene que ver con ellos. Alguno se sorprendía cuando se le comunicaban los cambios.

«Esto es un lío, yo solo quiero llegar al Abente y Lago y no sé dónde puedo dar la vuelta», decía un conductor tras haber hecho íntegramente el recorrido al revés. Mientras subía a su coche, una vecina del barrio aseguraba no tener ni idea de los cambios realizados. Ante la duda, arrancó como siempre, es decir, en dirección contraria según la normativa actual.

 

Escasa señalización

Ni desde Puerta de Aires por un lado ni desde San Carlos por el otro se indica claramente cómo se ha de circular desde el Rectorado. Hasta ese edificio hay doble sentido, desde allí hacia la Ciudad Vieja, sentido único, pero la transición entre los dos carriles y el que queda habilitado hacia el centro, resulta especialmente confusa. Es más, muchos daban la vuelta en la rotonda del rectorado y volvían por el último tramo de ese carril en sentido contrario. Ahora, con coches aparcados en batería a un lado, si aparece otro de frente la maniobra se convierte en un lío.

Menos problemas hubo en Nuestra Señora del Rosario, que ayer invertía el sentido de circulación. Antes se subía por allí, y ahora se baja. También los hubo que no se enteraron, pero en esa vía, en la que solo aparcan residentes, apenas hay tráfico y no se percibieron especiales incidencias durante la mañana. Se supone que en unas semanas los usuarios se acabarán habituando. Hasta entonces la costumbre pondrá en jaque a las señales.